domingo, 7 de diciembre de 2014

Amar la vida

Demostramos que amamos la vida si en todas sus vertientes sabemos entender que nuestra voluntad es algo pequeño y que la naturaleza es algo incontrolable, sin embargo vivimos de manera absurda, pensando en lo contrario, que nuestra voluntad es algo importante y que podemos controlar todo lo que se hace presente a nuestro alrededor. Si miramos, por ejemplo, el agua fluir, podemos ver claramente que no hay ninguna resistencia, sino una aceptación completa porque esa es su labor, su labor no está en otra parte sino en su propia naturaleza: el agua no está para otra cosa. ¿Quién o qué nos tiene que decir para qué estamos nosotros o para qué está todo lo que está? ¿Cómo puedo definir mi propia naturaleza? Es antinatural de por sí, porque estamos inmersos en nuestra vida con todo lo que vive, y nuestra naturaleza no es otra cosa que lo que acontezca, no lo que alguien o yo digan o piensen que debería ser; tampoco lo que supuestamente será o sería (es necesario comprender que esto no existe). ¿Por qué empeñarnos en nuestras imaginaciones acerca del mundo? Nuestras construcciones son inútiles si no son para dejar de vivir en el miedo a todo lo que no encaja. ¿Por qué vivimos en la mentira? Mi respuesta es: ¿para qué vivimos en la mentira? La mentira nunca encajará porque simplemente la creación de la mentira no consiste en vivir conforme a nuestra naturaleza. Te has mentido para poner un parche y luego necesitarás otro parche, todo por el único hecho de que no has aceptado tu propia vida como es, y eso significa tal y como está siendo ahora. Lo que yo comprendo de todo esto es que nuestra naturaleza es respetar lo que ya somos de por sí, y para eso hay que darse cuenta de que todo lo que hago en el mundo es todo lo que me viene de vuelta. No ofrezcas a la vida lo que nunca querrías para ti. Es importante, tal vez no veas la relación, pero esto es lo más cierto y lo más evidente del mundo, tal vez puede pasar tan desapercibido por lo atronadoramente evidente que es. Ya lo verás, pues las consecuencias de tu vida para contigo mismo son exclusivamente tuyas.
¿Acaso no somos agua en nuestra mayor parte? Tal vez por eso, y por nuestro empeño en ser algo diferente de lo que somos, exista tanto sufrimiento en nuestro mundo.

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