Tu destino no está siempre en lo más cercano y familiar; y te está llamando.
Y cuando hagas de lo fortuito algo controlable, acostumbrado o familiar, volverá a llamar.
No sabemos por qué
no entendemos
hay algo que nos hace gritar
y tú sabes que estás gritando por dentro
pero no sabes aún quién te oye gritar
mientras todo continua el saciado deseo de la costumbre
Dolor y hastío son entonces volúmenes de vida
Yo te encontré, te encontré
te escucho gritar tan alto que me expulsa de mi existencia
tan alto
que no puedo comprender una palabra
y tú te sigues buscando todavía
Renuncié a todo modelo de conducta
tú destruías todo modelo de conducta
Casi no renuncio y me vuelvo como tú pero yo, así...
completamente loca de vida en una casa sin hogar
y junto a una sonrisa extraviada y mentirosa
¿para qué quería una casa?
¿para qué una familiar ilusión?
A veces creemos estar muy lejos de ser felices
yo escucho ese grito sordo tan cerca que podría morir
Así que siento que podría vivir
y es como si todos los cuchillos nunca nos hubieran amenazado
como si nunca pudiera haber un reguero de sangre, ninguna falta u ofensa más
Porque esta sangre que corre es de no dar vida a la vida
de matarla cuando está viva la pobre
de no ser
de sinrazón
Qué cerca estamos de la vida cuando se ha matado
cómo de nuestro pecado nos alejamos
de que nos hablen del pecado
cuando es lo único que nos ha de salvar
Mira...
mírame
Cuando uno ha pecado jamás ha estado tan cerca de la vida
nunca ha tenido la redención tan cerca
Baja ese arma, observa...
¿acaso no lo oyes...? tan solo
es preciso dejar de matar
¿Es que no observas el milagro?
Me gustó este poema y me llegó, bien por seguir escribiendo. Un saludo.
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