Me parecío en un principio igual de borde que él era
cuando esa despreciable manera de conducirse
ese interés malsano en calentarse al fuego de otro
en esta vida, eso sí, no puedes irte prodigando alegremente
Oh Dulcinea pequeña, tú y yo ya somos gemelas en lo mismo
Déjale a él en su ilusorio pedestal
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