Me encanta comerte la polla
como si fuera yo más vieja que tú
como si nunca te la hubieran despertado
Me encanta hablar con palabras que no se usan
o con palabras manidas para hacerlas preciosas
para decirte aquello que me sucede
para que aquello no sea de enciclopedia
para que nada sea sinónimo de nada:
una instantánea de vocablos irrepetible
algún reflejo de la bóveda, los soles
alineados que tomaran por sorpresa
aquella lágrima que nunca lloraste
Me encanta que me penetres
como si hubieras encontrado el fondo que nadie
Me encanta haber estado tan insegura y
poder así
reconocer el meridiano de esta luz semejante
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