y si yo fuera capaz...
Quiero llevar a un río todas las rosas de tu barrio
que fue mío también
Yo siempre me fijaba en esas rosas, yo pensaba:
¿Cómo es posible que yo mire todas estas abundantes rosas
con esta admirable fe en la vida
y que ellas no nos miren a nosotros?
¿Acaso es lícito perder así la ocasión
la rara belleza de este reluciente día?
Y yo iba a comprar pan, por si ya se había puesto duro
y yo
¡que no paraba de mirar las rosas...!
La primavera que florece es un regalo en expansión
y yo soy un regalo como ellas
por eso amaba también el otoño
para que ellas volvieran a estar ahí
¡y tanta era la esperanza que mi corazón tenía...!
Sé que no te gustaba el otoño
que para ti solo vale la primavera
y los días soleados de luz
que los demás días eran -decías- los malos
pero tú te olvidabas de las rosas cuando era primavera
y me parece que eso no les gustó a las rosas
pues también yo me enfadé mucho
porque no me podía poner más triste
porque la primavera es un derroche brutal
¡y ellas vivían justo a tu lado!
Entonces he pensado llevarlas todas al río
por donde pasan tranquilos los peces
Así tal vez un día repares en las rosas
y te des cuenta de la primavera
A ver si no es bonito que alguien haga eso...
que gente como yo trate de dominar así el mundo
A ver quién se la juega y quién farda, porque estos juegos son los únicos que merecen un capítulo de la historia
pues callen y observen lo que ocurrirá
Y me dije: ¡adelante, gloriosos delincuentes!
Puede que nos bloqueen en las redes, pero
nada tenemos que perder
De algún modo esta locura
CONTINUARÁ...
de la mejor manera
y sin ningún tipo de pretensión:
¡Fluyamos!
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