y he continuado caminando sin saber
si estaba viva o muerta, intacta, tocada o hundida
Una vez contemplé a una anciana que advertía el espectáculo exhibicionista de mis vísceras
Con una leve vergüenza cotidiana
y mientras continuaba caminando, pude recolocármelas
para aún hallarme un poco de pudor
-prueba era esa mirada de que, con todo, yo seguía siendo humana
aunque nada me advirtiese ni me tocase
aunque ya fuese tan extrañamente indestructible
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