No quería convencer a un hombre que pensara que conmigo le podía ir mejor o peor (razonablemente bien), no regalé los oídos que podría haber regado de palabras imprudentes y esperanzadoras,
porque lo que quería es que estuviera preparado sabiéndolo, lo que quería con ese hombre es que, suceda lo que suceda, pensara en la belleza que era estar a mi lado realmente, y así verse feliz el, y bello, bella la vida a todas horas -aun con sus vacíos) y compartirla; y nada mas, llorando ambos de felicidad pasara lo que pasara, porque nada habría que pudiera separarnos.
No traté de ir a lo fácil, no traté de ir a lo egoísta para que volviera a mí, no actúe por el impulso del sentimiento -sé que hay algo más grande, la mayoría no lo sabe-, no quise forzar algo sin base que llegara a tambalearse o crear confusión, no quería vivir ni hacer vivir lo mismo. Quise arrancar de raíz todo mal anterior.
Por eso confiaba en ese hombre, siempre
A pesar de sus numerosos errores, siempre
He confiado con lealtad en que un día viera llorando de alegría que no le apetecía cometerlos más, porque aprendía una vida nueva y posible, tan sorprendente, y sí, con errores nuevos, pero feliz.
Yo habría esperado ese cambio de humor de él, yo habría sabido que ocurriría,
porque en la luz del amor compruebas que quien más se equivoca es a quien más amor le falta,
porque hay algo más fuerte que las distancias extraordinarias donde no llegamos a encontrarnos,
donde se pierde completamente esa mirada y esa mano,
donde se habla más alto sin saberse
más grande que el que todo esté a nuestro gusto en una ramplona felicidad cuantitativa que podría ser mejor.
Saber que alguien estará ahí con su extraordinaria fortaleza y luz
Saber que ante la adversidad esa pasión supera todo obstáculo doloroso y aparentemente irresoluble.
Saber que ahora no sabe, pero sabrá.
Mi amor es esa cualidad de confianza
por eso ya no me importa guardar silencio,
porque todo lo sabría
Todo lo que entonces no supe
todo lo que aprendí y aprendo
Es lo que me hizo y hace querer acercarme
Esto no es un subidón, alguna música tan bella como temporal o compulsiva, es realidad amante, un amor que no puede ser mejor. La sencillez de sentir que se ha podido tanto amar como ser libre,
y nada más que esto.
Yo no hago ruido para que sepan que lo tengo, que lo quiero y lo merezco. Yo ya sé muy bien quién soy, ya no pido responsabilidades a otro. Mis palabras son hechos, el universo me las clavó, y ya no tengo más remedio que moverme.
Porque si no lo hago me mataría, y ya.
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