Amor que llegas cantando, en ti
no hay ofensa que permanezca
pero cuando tú no estás
los niños de se vuelven adultos tristes y prematuros
que en la superficie de su salvación
mueren de su propia mente
porque no estuvo nadie para jugar
Posee el don de la empatía aquel que puede sufrir
Quien hace daño se daña
no sufras solo por ti
Tu sufrimiento es más amplio que tu vida
El maestro vino a por su lección
Yo debía sentir el dolor que me infligieron
para saber regresar al bien, que era mi hogar
Tú lo infligias porque no podías sentir
el daño que te procuras
como viste, fue un pasaje al infierno ignorar las lecciones
Mi historia es la de una niña luminosa
a la que no pudieron ver los más próximos
Estaba triste porque nadie jugaba a mi lado
estaba triste porque todos tenían problemas
y nadie acudía en confianza a nadie
Yo pude salvarme tan solo a mí
y sin embargo, me culparon por ser libre
así volvía a caer sin final
con la certeza de la esperanza en la boca
con la urgencia del cambio en el corazón
Esa es la historia de mi casa
yo sé que no hubo paz en la tuya
ni un amor cierto
Ellos fingían ser
Yo sabía quién eras sin que me dijeras nada
pero me viste como no era
y el amor escapó de nosotros
Porque tú nunca habías amado
porque yo nunca había sido amada
Hablo porque no se me permitió la verdad
ni mi vida
ni mi memoria
Tranquilo, yo sigo siendo una extraña
los dependientes de las tiendas y otras gentes bohemias de weekend
eran tu verdadera familia
Quien no te conoce puede seguir creyendo en ese célebre rostro
Yo conozco el oculto
procuro enterarme de con quién duermo
Ya no querías vivir sin máscara
por eso cualquier desconocido
era más importante que yo
Pero una máscara no da la felicidad
aunque nos hayas silenciado a nosotras para no verte
nosotras que sí existimos
y sabemos que nadie es tan interesante
sino tan solo quien es
Aún guardo tu rostro verdadero
-no la careta ni al que esta tapa-
¡Lo tengo yo!
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