domingo, 15 de febrero de 2015

Sé mi Valentín, mundo

El amor no es un sentimiento
Si el amor fuera un sentimiento,
iría y vendría,
como en un gran drama.

El amor no es un pensamiento.
si el amor fuera un pensamiento,
tendría un opuesto.
El amor es demasiado pequeño para ser contenido en un pensamiento.

El amor no es una creencia.
si el amor fuera una creencia,
dudarías de él.
Y, ¿quién iba a creer eso?

El amor no es un estado.
Si el amor fuera un estado,
podrías entrar o salir de él.
O perderlo.

El amor no es una experiencia.
si el amor fuera una experiencia,
éste comenzaría y terminaría,
y anhelarías su regreso.

El amor no es algo que pueda encontrarse.
Si el amor tuviera que ser encontrado,
lo podrías perder, también,
tendrías que aferrarte a él con toda tu alma.

El amor es más simple, más bondadoso, menos dramático.
Menos urgente, más presente.
El amor es el espacio en donde todo aparece.
Cada pensamiento, cada sensación,
cada sentimiento, placentero y doloroso,
feliz, aburrido, erótico, amable e intenso,
es acogido en el inmenso abrazo del amor.

Sí, TÚ eres el espacio para todo,
espaciosamente íntimo con cada aliento,
enamorado de cada latido del corazón,
de cada sonido, cada aroma,
cada sensación en el cuerpo,
cada momento de vida.

Si sientes que estás enamorado
o si no sientes que estás enamorado,
de cualquier forma, estás enamorado
de la felicidad y el aburrimiento de la existencia,
de la certeza y la duda,
del placer y el dolor,
del éxito y el fracaso,
de la búsqueda y el descanso,
de cada movimiento sagrado
de este sorprendente mundo de sueño.

Todo lo que puede obtenerse, puede perderse.
Todo lo que puedes ganar, te lo pueden quitar.
Todo lo que puedes construir, puede convertirse en polvo en un santiamén.
Todo lo que puede ser creado, también puede ser destruido.

Sólo el amor perdura. Sólo el amor.
No un sentimiento, no un pensamiento, no una creencia,
no un estado, no una experiencia,
no algo que 'tienes',
no algo en lo que estás 'dentro' o estás 'fuera',
no en lo que 'obtienes' de los demás
(independientemente de los mitos románticos que nos venden),
sino el infinito abrazo de todo ello.

El amor eres tú. Tú, antes de haber sido nombrado,
antes incluso de haber nacido.
Tú. Tú eres el Uno.
El Uno que siempre habías estado buscando.

El indomable llamado del corazón.
El grito que surge desde dentro.
El frágil silencio en medio de la noche.
Jamás volverás a abandonarte a ti mismo.

Jeff Foster

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