El título quiere hacer referencia a una frase que hace ya mucho de vuestro tiempo le pareciera muy (pero que muy) confusa a mi profesor de Ontología -asignatura de la ya extinta licenciatura de Filosofía-, Felipe Ledesma. Un fugaz y afectuoso recuerdo por una simpática anécdota. Además de esto, el poema quiere trascender y ser comprendido a un nivel general.
1
He de narrar dos veces de mi derrota y mi faltal triunfo:
-una por mi estruendoso caos
-otra, por mi transformación
-una tercera por mi renacimiento
dos ¡que tres son!
invisibilidad de la otra parte de la esencia
-ésta la síntesis del perdón de la armonía ilógica-
=
1
Lo cual no significa sino que debo hablar ahora
para las nubes deshilachadas
y por cuidar el estallido de mi pecho irrefrenable
además de continuar relatando el tiempo
amén de tu cronómetro loco y de mi propio ritmo cíclico
¡una!
y otra vez
forma
y no forma
+
= 2
¿Ves
como sí encaja?
------->
Esta es la prueba de que nunca seré superficial
Porque el principio de no contradicción se contradice ¡constantemente!
acerca de cualquier otra impresión os contaré, porque da pena
cuando un relato niega a otro para tragárselo con justiciíta * ) y corazones
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