Caí en el camino del ego
pero lo hice por el amor
para sacar a flote a cuantos se arrastraban
pues siempre supe que el miedo era un lastre
Necesité ver las heridas en carne ajena
fue por saber el porqué del aislamiento
de las tristes ampollas y los callos de ser
de la ruleta ácida, tan frívola y constante
Comprendí que las heridas del sentir son ilusorias
que el otro no dispara a no ser que nos quedemos delante
que nuestro amor nos acompaña de por vida
que yo no debo y que nadie me debe
que no hay gran peso que perdure
La libertad se continúa y nos hace regresar a lo que somos
nosotros y nosotros y nosotros sabemos bien que siempre
estaremos juntos, inauditos
amantes en nuestra dorada intimidad
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