jueves, 23 de abril de 2015

Estados de ánimo_3

El estado de ánimo de la resignación


El futuro se caracteriza por ofrecernos un espacio de indeterminación, sujeto a nuestra capacidad de acción, porque puede ser diferente del presente, en razón de las acciones que pueden llevarse a cabo.
Alguien está en la resignación cuando se comporta, en un determinado dominio, como si algo no pudiera cambiar, mientras que nosotros consideramos lo contrario.

Podemos producir una conversación subyacente que cuestionaría la opinión de que algo no puede ser cambiado, juzgar que lo que alguien estima como inmutable puede cambiar.
Al admitir y observar nuestra resignación surge una tensión entre juicios de posibilidad y facticidad. Por una parte, las cosas podrían ser diferentes; por otra, estamos poseídos por el juicio de que las cosas no van a cambiar, hagamos lo que hagamos. Al menos podemos admitir que teóricamente podrían cambiar.

-La persona no ve el futuro como espacio de intervención para transformar el presente a partir de acciones.
-Para la persona esta resignación puede aparecer como realismo fundado, por esa tendencia que tenemos a justificar estados de ánimo.
-No nos queda claro cómo ejecutar el cambio. No sabemos qué hacer concretamente, por lo que no hacemos nada, una manifestación muy común y generalizada de resignación.


El estado de ánimo de la ambición

Destaca por la identificación de amplios espacios de intervención que conllevan el germen del cambio.
Una persona ambiciosa entiende que el presente construye futuro y, al hacerlo, trasciende lo que hoy existe ("voluntad de poder" de Nietzsche).


Reconstrucción lingüística:

-le corresponde un juicio que habla sobre la manera como una persona se para frente al futuro.
-una mirada diferente al futuro en que este es visto como un vasto espacio de posibilidades de acción de gran capacidad generativa, de construcción de nuevas realidades.

-La persona ve posibilidades de acción donde otros normalmente no las ven y se compromete en la ejecución de tales acciones.


De la resignación a la ambición

Podemos identificar un área en la cual sospechamos que tras nuestro "realismo" podría esconderse un estado de ánimo de resignación, desde la reconstrucción de la estructura lingüística en la cual declaramos "No se puede hacer nada aquí" o "Haga lo que haga, nada va a cambiar", en circunstancias que otros pueden refutar nuestro juicio.

-Examinar los fundamentos de esos juicios. Podríamos descubrir que los supuestos obstáculos no existen, o podrían superarse.
Puede suceder que no actuemos porque suponemos que si hiciéramos una determinada petición, ésta nos sería denegada, o pensamos que si entabláramos una conversación para explorar una posibilidad de interés, terminaría en nada, pero si lo hacemos no es extraño descubrir que nuestro supuesto inicial era infundado, o nos damos cuenta de que esos supuestos están basados en que somos incompetentes para hacer peticiones o desarrollar esas conversaciones de manera que el interlocutor pueda observar las posibilidades implícitas. Las circunstancias pueden cambiar si nos comprometemos a aprender a sostener esas conversaciones.
-A veces no visualizamos acciones eficaces para producir un cambio. En este caso lo que se requiere es entablar conversaciones para posibles acciones. Quizá querríamos hablar con otras personas, leer sobre el tema y seguir acciones que nos permitan un estado de ánimo conducente a las especulaciones fértiles.
-Si admitimos que teóricamente las cosas podrían cambiar, pero no sabemos qué hacer, podemos recurrir a las acciones "reflexivas". Si no sabemos qué hacer a continuación, podríamos ejecutar las acciones que nos conducirían a las acciones que deberíamos realizar para llegar adonde queremos ir. Podemos aprender, ejecutar la acción de ampliar nuestra capacidad de acción. El aprendizaje es una de las formas más importantes de alejarse de la resignación y hace ver alcanzable lo que pudo parecer imposible. A través de él transformamos nuestros juicios de facticidad en juicios de posibilidad.



Resumen páginas 191 a 193
Podéis descargar la fuente en el siguiente enlace:

Ontología del lenguaje - Rafael Echeverría

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