Nosotros y las bestias nunca somos abandonados
No vi una pizca de fortaleza en mí
aquel día en que fui humana e indefensa
-necesité el amor para subsistir-
ni una pizca de alegría en mí
cuando los hombres se alejaron inseguros
en el momento de la pérdida de todo amor
cuando valíamos igual que un chiste
(ha de haber algo
que asegure
sin riendas
lo inseguro)
Pero veo animales en una indiferencia natural
hermosísimos, no pensaríamos
jamás que alguien pudiera no quererlos, al menos
que les faltara el amor de alguien
así subsisten con generosidad en el amor sin tedio
Nosotros y las bestias nunca somos abandonados
aunque una vez necesitáramos amor para vivir
nunca seríamos abandonados
Nosotros y las bestias
todos aquellos que no fuimos queridos como éramos
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