Todavía
-creí que no- me supuran
unas heridas que desmerecen
¡pues qué locura
no cometiste!
¡qué descalabro no...!
recogía tus pedazos por las calles
hasta llegar a darme cuenta, hoy:
allá
adonde yo enhebrara los tuyos
allá los míos fracturé
arrojé -oh, no-
por las cloacas del averno-
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