jueves, 6 de junio de 2013

Ecce homo

Hemos vivido amándonos
en mundos que me parecían paralelos.
Tu cuerpo aparecía en visiones infinitas (fantasmales,
preciosas, abismales, laceradoras).

Martirio. Es mi martirio.
Mientras te amo, me voy muriendo.
Siento mi cuerpo como navajas
y mi alma esconde y muestra todos los instantes
eternos, aberrantes
(reafirmantes, alocados, absurdos, simpáticos...)

Ah pasión, muerte a cada paso, laceración,
la sangre...

Como un mártir.
Tú me anegas,  me atrapas, me atas y me desatas.

Yo quiero correr contigo,
yo quiero caminar contigo,
yo quiero estar contigo.
Todo lo anegas;
todo bien lleno de ti.

Un instante perpetuo:
me das la aterradora pasion y la vida.
No se puede amar más sin haber amado.

*

El arte se hace polvo contigo y conmigo.
No hay fuerza más terrible en la naturaleza plena.
Mis versos son fragmentos muertos sin mí: tu alma.

Tú eres yo;
no, seré generosa:
yo soy tú.
Mi olvido es tu recuerdo.

Mi corazón es piedra que no me pertenece.
Mi corazón es tu peso; el peso de tu ausencia
y aun así eres El Siempre, Eterno, Presente.

Tan solo esta penosa certidumbre:
tu ausencia es mi martirio.

*

Y antes de dormir te veo divertido.
Tal vez, aunque ahora
mi noche es insomnio.


octubre  2010

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