Cuando llegamos al jardín tú colocaste una bandera
"Para entendernos" -señalaste-
de hecho todo se solucionó
-¿aún lo recuerdas?- te pegaste
un siestón del quince
Fuiste dejando que abundaran las malas hierbas
No tuve tiempo de decirte que un jardín crecía
pero por todas partes
Yo te entregué un tesoro entre las manos
Tú solo preguntabas de los acasos tristes
Pasó delante de nuestros ojos el sueño
y no alcanzamos a pescarlo ya:
ni aquel jardín era de aquel jardín
ni yo era yo junto a tus latitudes
Me escucharías mientras las cosas se hacían palabras
-no hablaban del lenguaje natural-
A ti, que sigues escribiendo en el afuera
yo continúo la escritura del través
Las formas me huirán hasta que sean una horma de cemento
floten mis manos fantasmales sobre la urbe extraviada
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