No hemos de amarnos por nuestra forma de pensar
-una perpetua transformación y diferencia constitutiva-
no hemos de encapricharnos simétricos
ante el espejo de nuestra complacencia
desplegarse ante el mundo
dejar de imaginar desde aquel hambre antiguo
sernos
los cuerpos y las vidas
el recorrido y el oro fundiéndose
ríos alquímicos
su navegar
-la sinestesia del alma-
amar
el destino y los puentes
orar
veneración de la alegría
y sea
arrodillados
pero de miedo
jamás
qué dolido está el mundo
ya no comprende una lágrima rodándose
muy duros fueron los diques
las carreteras
que así incendiáramos con queroseno y pedernal
si nuestra tierra nos hiciera primitivos
elaboremos nuestros gestos sin sus temores
adelantemos las palabras desde una clara verdad sin lucha
aparquemos el juego enredado por la mentira con disfraces
con los voraces niños que nos lastiman porque no hemos satisfecho sus reglas
jugamos solos batantes veces
imaginándonos tan bellos como autoeróticos
amor, no bastan
el narcisismo y las respuestas
recomencemos la pregunta de nuevo
pero dejemos de responder a nuestros seguidores
déjate ser
y no me hables
y no me hables
y cuéntamelo todo
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