jueves, 20 de marzo de 2014

The love today

El amor comenzó para mí con una tristeza
esa primera vez se enfermó dentro, languidecía
y sin hablar a tiempo alejaríamonos y nunca
El amor continuó para mí con una hecatombe:
minería, pesca, bombardeo, costosos trucos
Sentimientos claros, distintos
sensaciones cumbre...
no podíamos reconocer qué era aquello
así mirábamos la pura referencia animal
los matices no podíamos abrazarlos en los cuerpos
no acertaríamos reconocer cada emoción
era dolor, agotamiento, cansancio el resultado
sin una cama, sin un hogar en nosotros
raudos y provisionalmente
pero volvía la magia plena de embrujo
documentábamos al vernos las aceleraciones
se iluminaba la calle con dos enfoques
Era la desorientación lo que sí estropeaba
la espera, la distancia, los fatalísimos interludios...
todo podía perdonarlo ese amor
todo podía tolerarlo
excepto todos los sombreros
excepto que algo fuera de hecho lo que no era
El amor me plantó siendo casi mi novio
y dije: "no soy novia de nadie". Disculpose
(el amor no sabe -pobre- es que no sabe...)
El amor continúa para mí con una gran alegría
que se me escapa, que mira y mira
que no está hueca en las formas
no se conformará con un cómodo refugio
Yo amo de verdad, eligiendo de veras
es mi castigo y ser tan alta como la vida
el privilegio de tan rara excepción

lunes, 17 de marzo de 2014

Alea jacta est

Ni por un rublo decimonónico
ni por una novela novelada
ni por un duro de la rúa
ni por un paseo heroinóico
ni por un fernet con coca cola
voy a volver a él
Ni por una peseta de las antiguas
ni por un flash instantáneo
ni por algún alegre desayuno
ni por un real
¡ni porque tú pudieras ser tú!
ni por que Sí siquiera todavía
voy a volver a él
Ni aunque me rajen
ni aun aunque de los últimos estertores
ni por el sueño quimérico que tuviera
Recuerda
no me saludes tampoco por la calle
recuerda que
al fin nos hemos recordado y, la verdad
te he olvidado definitivamente





No quiero formar parte de esto

http://www.upsocl.com/comunidad/este-video-hara-que-tu-proximo-viaje-al-supermercado-sea-mas-parecido-a-una-pelicula-de-terror/

Describen A La Misma Persona

http://www.upsocl.com/diversidad/2-mujeres-describen-a-la-misma-persona-frente-a-un-artista-forense-y-esto-es-lo-que-pasa/

El problema de la humanidad

http://www.tenemostetas.com/2011/04/el-problema-de-la-humanidad-contado-en.html

Hilarante


viernes, 14 de marzo de 2014

Recuperando a la mujer prohibida

La sexualidad destruida de la mujer

En nuestro orden social la sexualidad ha quedado reducida al falocentrismo adulto; es decir, lo que se entiende por ’sexualidad’ es una pulsión adulta y que gira en torno al falo. Por ‘acto sexual’ todo el mundo entiende el coito. Sin embargo hay toda una sexualidad básica humana y femenina que no es falocéntrica.
Para cuando la civilización occidental empieza a reconocer ‘científicamente’ la sexualidad, la mujer lleva milenios arrastrando un cuerpo sometido a este orden falocrático, un cuerpo al que se le cortan las raíces desde el comienzo de su crecimiento, lo mismo que a un bonsai. El sexo femenino no existe, constata empíricamente Freud, a partir de lo que ve y del sesgo falocrático y misógino de nuestra civilización. En el panorama del orden sexual vigente, se determina que sólo hay un sexo, el masculino; y la mujer es sentida y definida como un varón sin sexo, castrado. Sin embargo, hasta el mismo Freud reconoció que había algo que se le escapaba, un ‘continente negro’ inexplorado… difícil de devolver a la vida, como si hubiera caído bajo una represión particularmente inexorable. (1)
Según la cultura falocrática del sexo único, el orgasmo femenino tiene que ser vaginal o clitoridiano; sin embargo, la psicoanalista y sexóloga francesa Maryse de Choisy (2), después de diez años de trabajo con cuestionario, afirma que aunque según sus investigaciones puede hablarse de cinco tipos de orgasmos (el clitoridiano, el vaginal, el cloacal, sin acmé o sin paroxismo y el cérvico-uterino), el orgasmo femenino más auténtico es el cérvico-uterino, por su profundidad, ritmo, intensidad y extensión. Por ejemplo, Maryse de Choisy dice que: apretando los muslos o los glúteos firmemente (las mujeres) alcanzan un tipo de orgasmo que arranca en algun punto muy profundo de su interior, sin ninguna otra estimulación. Asegura también que independientemente de cual sea la estimulación que da lugar al proceso orgásmico, en realidad, todos tienen su origen o su fuente (source= en francés) en el útero.
También Masters y Johnsons aseguran que en todo orgasmo femenino se producen ‘contracciones’ del útero, lo que nos viene a corroborar que, independientemente de cual sea la estimulación exterior, todos los orgasmos tienen en común unos movimientos rítmicos del útero, que nosotras preferimos llamar ‘latidos’ en vez de’contracciones’.
Esto explica la imagen de las sirenas, las mujeres-pez, que en la Antigüedad representaban la sexualidad no falocéntrica de la mujer. Las sirenas no podían tener relaciones coitales con varones, pero nadaban voluptuosamente como los delfines y bailaban la danza del vientre -del útero- en el agua.
Juan Merelo-Barberá (3) afirma que el centro del sistema erógeno femenino no es el clítoris, sino el útero, que empieza de latir propulsando olas de placer, cada vez que una mujer se excita sexualmente. Pero el útero es una bolsa de tejido muscular, y los músculos que no utilizan se agarrotan y pierden su elasticidad y su funcionalidad. Cuando nos escayolan una pierna un mes, luego tenemos que hacer ejercicios de rehabilitación para recuperar la función muscular… ¿Qué sería si esa pierna hubiese estado 20 ó 30 años inmovilizada? Los partos sin dolor y con placer existen, y ya no hace falta recurrir a lo que informa Bartolomé de las Casas de las mujeres del Caribe de hace 500 años o a las investigaciones realizadas por Merelo-Barberá y otros, puesto que los partos con placer y orgásmicos han sido filmados. De hecho la misma Biblia nos tenía que haber inducido a sospecha, porque dice ‘parirás con dolor’ en tiempo futuro, a la par de ‘el hombre te dominará’ y ‘pondré enemistad entre ti y la serpiente’ (que fue el mayor símbolo de la sexualidad femenina en las civilizaciones pre-patriarcales).
El parto con dolor, con el útero espástico (4), y la maternidad robotizada, sin el impulso del deseo, fue el gran logro de la paralización de la sexualidad de la mujer. Si en la era prepatriarcal la organización social se vertebraba a partir de la líbido femenino-materna (5), su eliminación fue el requisito previo para levantar la sociedad patriarcal.
Hace 4 ó 5 mil años, el Poder de un colectivo de hombres creó una sociedad basada en el sometimiento de la mujer. Este sometimiento incluía de una manera muy especial, su sometimiento sexual; es decir, se creó una sociedad basada en la violación sistemática de los deseos de la mujer. Independientemente de que esa violación en la práctica fuese más o menos forzada o violenta, según los momentos, poco a poco se consigue que el deseo de la mujer deje de ser relevante, hasta que se anula, desaparece y se limita a la complacencia falocrática. Las mujeres perdieron sus costumbres, sus reuniones, sus bailes voluptuosos, sus baños sensuales compartidos entre hermanas, madres, tías, abuelas…., el cuerpo a cuerpo con sus criaturas… perdieron la maternidad nacida del deseo y guíada por el placer de sus cuerpos: perdieron su forma propia de existencia, como dice Lea Melandri (6), una existencia impulsada por el latido del vientre; perdieron la libertad de sus cuerpo y la conciencia del mismo. El deseo sexual en la mujer pasó a ser considerado lascivo y deshonesto, para que cuando emergiera en la mujer, ésta se sintiera culpable y aborreciera y se distanciara de su propio cuerpo. Como dice la Biblia, las buenas esposas eran esclavas del señor, debían hablar lo menos posible y sentir vergüenza hasta de su marido; como madres patriarcales tenían la misión de introyectar el pudor y el recato en las hijas, convirtiéndose en la garantía de la paralización de todo atisbo de producción del deseo sexual de las futuras generaciones de mujeres. Se cortó de raíz el valor del cuerpo femenino y el desarrollo natural de la sexualidad de la mujer.
Por ello la mujer empieza a taparse con velos y a andar tiesa como un palo. La higiene se convierte en una asepsia que elimina el olor de nuestros flujos, que es un factor específico de atracción sexual (por ejemplo la mujer lactante atrae al bebé). Y los hábitos cotidianos de las posturas se rectifican; dejamos de sentarnos en cuclillas y se generaliza el uso de la silla; se va educando el movimiento del cuerpo con el objetivo de paralizar todo lo que se pueda los músculos pélvicos y los uterinos, para que nuestro vientre no se estremezca ni palpite y no aparezca la pulsión sexual.
Creo que es obvio que la sexualidad de la mujer (a diferencia de la del hombre) no es uniforme, no es siempre la misma; a lo largo de su vida, la mujer pasa por diferentes ciclos y estados sexuales, unos de mayor producción libidinal que otros, y sobre todo, de diferente orientación. El equilibrio emocional, tanto psíquico como orgánico, libidinal y hormonal, que sostiene nuestros cuerpos es un proceso ondulante, cíclico. Por eso la luna, que aparece en el cielo cambiando de forma cíclica, ha sido siempre un símbolo de la femeneidad. Y sin embargo funcionamos como si nuestra producción sexual y libidinal, fuese algo rectilíneo y siempre la misma.
Dejando de lado la sexualidad de la niña -la diferenciación de la líbido empieza antes de la pubertad-, no es el mismo estado sexual ni el mismo equilibrio hormonal el que tiene la mujer cuando ovula que cuando menstrúa. También es diferente el estado de la mujer grávida de la que no lo está, ni el de la mujer en el parto o despúes del parto, o durante la gestación extrauterina, o a lo largo de una lactancia prolongada, o cuando vivimos la pasión amorosa con adultos o adultas. Hemos perdido, a lo largo de la socialización patriarcal, la percepción del estado cambiante de nuestro cuerpo, de cómo lo sentimos, de nuestros diferentes flujos y de sus olores.
La generalización de la alineación sexual de la mujer en torno al falo se fue consolidando a lo largo de estos milenios de civilización patriarcal que mencionábamos antes. Esta alineación, respaldada con toda la fuerza de la ley, se consolida tanto a nivel psíquico como somático. El falocentrismo se va adentrando en el inconsciente, interiorizándose como un ordenamiento sexual que manipula nuestras pulsiones antes de hacerse conscientes, como veremos más adelante.
El parto, que es un episodio importante de la vida sexual de la mujer, deja de ser considerado como tal; esto es gravísimo porque la fisiología del parto está prevista para funcionar con el impulso de la emoción erótica. De hecho, para forzar el desencadenamiento del parto, la Medicina tiene que fabricar en laboratorio la oxitocina (que nos inyectan con los famosos goteros), la hormona llamada ‘del amor’ que se segrega naturalmente con la excitación sexual, porque no han encontrado otra cosa que abra el cérvix. Además como todo acto sexual, el parto requiere una intimidad para que el cuerpo pueda abandonarse a la emoción y a la relajación, intimidad que desaparece en el parto hospitalario (7). Todo esto, unido al desconocimiento de nuestro cuerpo y la pérdida de la confianza en él, junto con el miedo inculcado y la rigidez uterina resultante de la represión sexual durante la infancia, nos hace hacer todo lo contrario de lo que el parto requiere; contraídas, llenas de miedo, entregamos nuestra confianza a las autoridades de la Medicina, que -cesáreas aparte- no pueden saber ni hacer lo que sólo el cuerpo sabe cómo y cuándo hacer. El decúbito supino es una posición contraria al parto: el canal de nacimiento se estrecha y se alarga, y además la posición horizontal va en contra de la fuerza de gravedad; pero sobre todo, en esa posición la mujer no puede hacer fuerza con los músculos pélvicos; en cambio, en cuclillas se puede hacer toda la fuerza necesaria con los músculos pélvicos para impulsar el avance del bebé, el canal de nacimiento se acorta y la salida va a favor de la fuerza de la gravedad. Parir en decúbito supino supone alargar el parto, poner dificultades al avance del bebé, facilitar el atasco y la falta de oxígeno; es tan absurdo como defecar en esa posición. Sólo tiene una lógica: la manipulación médica y agravar el sufrimiento de la madre y del bebé. Obligar a la mujer a parir en esa posición es una violencia gratuita e innecesaria; es la imagen de la sumisión y de la negación de nuestros cuerpos.
Todavía quedan zonas fuera de Occidente, donde se sabe que el parto y la maternidad son episodios de la vida sexual de una mujer. Las mujeres de la India visualizan los pétalos de la flor de loto abriéndose para abrir el canal del nacimiento, un abrir suave, sin violencia alguna; claro que no se les ocurre ponerse a parir en decúbito supino, en medio de focos, entregadas a las órdenes de las autoridades médicas. En zonas de Arabia Saudita las mujeres bailan la danza del vientre entorno a la parturienta hiponotizándola con sus movimientos rítmicos ondulantes para que también ella se mueva a favor del cuerpo en lugar de moverse contra él (8).
Hablar del placer de parir suena a marciano, pero es tan real como difícil para la mujer socializada en el imperio falocrático. A pesar de todo, hay algo muy importante que debe saberse: inmediatamente después del parto, incluso aunque éste haya sido doloroso y violento para la madre y la criatura, hay una oportunidad de recuperar la autorregulación del proceso sexual de la maternidad. Son las dos ó tres horas inmediatas después de la salida de la criatura. En ese lapso de tiempo se producen las mayores descargas de oxitocina de toda nuestra vida sexual (7), así como de otras sustancias opiáceas como las endorfinas. Si nos dejan un poco en paz, nos sentiremos invadidas de oleadas de placer y de felicidad al sentir a la criatura recien salida en nuestro vientre y succionando el pezón. Este fenómeno fisiólogico está filogénticamente establecido para organizar el acoplamiento o simbiosis de la exterogestación y se le conoce con el nombre de ‘impronta’. La extero-gestación (que dura más o menos un año, pero que es muy intensa los dos primeros meses) es el único periodo realmente simbiótico de nuestra vida. La atracción libidinal, como dice Michael Balint (9) entre madre y bebé produce y mantiene el estado de simbiosis, es una atracción mutua de índole sexual que corresponde a un nuevo estado sexual de la mujer y de la criatura, tan placentero y gratificante para la mujer como para el bebé. Dice Balint que se trata de la carga (o catexia) libidinal mayor de toda la vida humana, porque debe mantener la atracción mutua de la simbiosis, confirmando lo que ya dice el indicador hormonal. Y aunque ahora podamos sobrevivir con leche y calor artificial, el contacto piel con piel que corresponde a la producción libidinal sigue siendo necesario no sólo psíquicamente, sino también orgánicamente, para la formación de las sinapsis neuronales, la coordinación neuromuscular, el sistema inmunologico, etc. Se ha demostrado que de la emoción dependen la producción de ciertas enzimas y otros moduladores químicos necesarios para la maduración psicosomática de la criatura humana. Lo peor no es que el pezón que chupamos sea de plástico, sino el cuerpo que falta detrás del chupete o del biberón, es decir, la destrucción del cuerpo a cuerpo con la madre y el bloqueo de nuestro desarrollo sexual básico.
Actualmente se separa sistemáticamente a la criatura recién nacida de la madre, con la excusa de lavar y de inspeccionar clínicamente a la criatura; esto produce la interrupción de la impronta, y es una negación de la sexualidad femenina, uno de los estados de mayor placer de nuestras vidas; y también la de la misma criatura, que queda dañada de por vida (a esto se le llama ‘falta básica’).
Hablar del placer y del deseo de amamantar suena también a algo extravagante, hasta tal punto hemos perdido las pulsiones sexuales. Las mujeres lo consideran una lata y dejamos a l@s bebés con biberones y canguros para irnos a trabajar. Sin embargo, amamantar puede ser sumamente placentero, un placer que se percibe en los pechos y en el útero y en la vagina, pues hay conexiones o ‘meridianos’ de placer entre los pechos y el útero, tal y como lo expresaban en el arte pre-patriarcal trazándolos sobre los cuerpos en pinturas o esculturas.
Según Michel Odent (7) durante la lactancia, la líbido de la madre se orienta hacia el bebé, lo cual le lleva a este científico a cuestionar la pareja monogámica (lo cierto es que incluso en la sociedad actual, muchas mujeres que amamantan a sus criaturas pierden el deseo hacia sus compañeras/os).
La maternidad, que hoy se realiza de forma robotizada, sin el impulso del deseo y de pulsión libidinal (y que está a cargo de la Medicina como si de una enfermedad se tratara) es en realidad una etapa de la vida sexual de la mujer. El grado de castración de nuestros cuerpos es el necesario para dejar la reproducción humana a merced del orden establecido. Y la represión exterior va cediendo cada vez más terreno a la interior, a la pérdida de la conciencia de nuestros cuerpos, la autoinhibición y la sumisión inconsciente.
La sumisión inconsciente
Los padres de nuestra civilización descubrieron lo que hay que hacer para convertir un toro en un buey y poder utilizar su fuerza sumisa para tirar de la carreta o labrar los campos: castrarlo cuando es muy pequeño; entonces inventaron la ganadería, tener un montón de vacas, de ovejas o de lo que sea, reproduciendo lo que interesa; se trata de dominar a la especie en cuestión para reducir su vitalidad sin matarla del todo para poder explotar la producción de esas vidas mutiladas. Este arte de la dominación, de la devatación y de la explotación lo aplicaron a la sociedad humana, para conseguir ejércitos para las guerras de conquista, y esclavos para el trabajo forzado. En la especie humana, había que manipular la capacidad reproductora de la mujer para manipular las criaturas nada más nacer y criarlas en la carencia, en la represión y en el miedo, para ir formando el acorazamiento psicosomático necesario tanto para la crueldad y la competitividad del guerrero como para la resignación del esclavo; en este proceso, como dice Amparo Moreno (10), es imprescindible que la madre amante y enamorada de su criatura se transforme en madre patriarcal capaz de reprimirla en lugar de complacerla, capaz de anteponer los objetivos de su promoción social a su bienestar inmediato; por eso había que eliminar el latido del vientre de la mujer, la pulsión del deseo sexual que impulsa la reproducción, acabar con la pasión de la madre amante; por eso la prohibición de la expansión de la sexualidad femenina desde la niñez; la prohibición de la sexualidad compartida de las mujeres, el quitarlas sus costumbres y su espacio vital donde el útero palpitaba; y la implantación de un status social de inferioridad que posibilitase todo el sometimiento.
Aunque a lo largo de estos milenios de patriarcado, el arte y la técnica de la domesticación han variado, siempre ha habido una combinación de la represión exterior (por la fuerza física, la coerción sibilina y las incentivaciones en la escala social) con la represión interior (el propio autoconvencimiento y autoinhibición de la mujer). Es cierto que en algunos momentos puntuales, y seguramente al principio, cuando las oleadas kurgas invadieron los pacíficos asentamientos matrifocales de la Antigua Europa (11), hubo sólo represión exterior pura y dura (ahora también cuando la sumisión voluntaria de la mujer no les funciona, los hombres la emplean); pero también es cierto que desde los comienzos se pusieron en marcha mitos e incentivaciones destinadas a convencer a la mujer y lograr su sumisión cada vez más voluntaria y cada vez más inconsciente.
Hoy por hoy la socialización de la mujer en Occidente produce una estructura psíquica y un adiestramiento corporal en la mujer, que hacen que nosotras mismas, como dice Lea Melandri reproduzcamos nuestra propia autodestrucción. (6) Todo empieza cuando al nacer nos encontramos que nuestra madre no está ahí como mujer con su cuerpo de mujer en gestación extrauterina, sino como mujer del hombre y para el hombre; cuando aprendemos de nuestras madres a mirarnos a traves de la mirada del hombre (Melandri). Nosotras solas en nuestra cuna y ella en la cama con papá: esa es la imagen de ‘lo que debe ser’ (el deseo del cuerpo a cuerpo es adulto y falocéntrico); y es, a la vez, lo que saca de la conciencia lo prohibido, ‘lo que no debe ser,’ (el deseo del cuerpo femenino-materno), para que nunca podamos evocar esa imagen, ni podamos imaginarnos ese valor básico y fundamental de nuestros cuerpos; porque tan importante es que la mujer prohibida quede fuera del orden social, como que quede fuera de nuestra imaginación. Así se construye una sexualidad adaptada al orden patriarcal, con la infravaloración y la percepción falsa de nuestros cuerpos, que sólo deben gustar al hombre: la introyección del falocentrismo.
Lo prohibido no se dice, se silencia y se oculta detrás del tabú del incesto, para que no se sepa que este tabú es ante todo la prohibición de una mujer que era incompatible con un determinado modelo de sociedad, y que por ello quedó perdida en el origen de esta civilización.
La supresión del cuerpo a cuerpo con la madre (12) es la base de la construcción de los paradigmas de hombre y de mujer, de los géneros que hacen funcionar esta sociedad; sus consecuencias están directa e inmediatamente relacionadas, entre otras, con el origen de la violencia, con la interiorización psíquica de las relaciones de Poder y de sumisión, y con la transformación del derramamiento del amor en relaciones de posesividad. La herida psicosomática que se inflige a la criatura humana que nace de una madre libidinalmente aséptica y robotizada, es decir, patriarcalizada, se ha constatado en distintos campos del conocimiento. El golpe que recibe la criatura humana es un cuestionamiento de su existencia; el shock, el miedo, la ansiedad y la tensión muscular son las de alguien ante la proximidad de la muerte. La supresión del cuerpo a cuerpo con la madre y la desaparición de la sexualidad no falocéntrica de la mujer es la mutilación o la poda de las raíces humanas que convierten el árbol en un bonsai.
La socialización es un proceso de manipulación de la herida producida por la falta de madre, y de la ansiedad que mana de esta herida. Por eso lo simbólico es tan importante y actúa con tanta eficacia: porque nos atrapa en lo más hondo y además inconscientemente. El contenido de esta manipulación, que tiene lugar a lo largo del proceso de socialización, es un permanente chantaje emocional: para que te den un poco de lo que te han quitado tienes que obedecer y cumplir las reglas establecidas. Uno de los principales objetivos de esta socialización es el de canalizar el anhelo y la ansiedad que manan de la herida hacia el orden falocrático y hacia la pareja, esa pareja en la que se saciará todo el anhelo y se encontrará la plenitud del deseo sexual.
Así se codifica o se define este deseo como adulto y falocéntrico (cuando originariamente no lo era, era un deseo del otro sexo silenciado); durante la infancia nos dicen que toda pulsión sexual es ´pecado´, porque eso sólo corresponde a l@s adult@s cuando ’se casan’. Entonces crecemos pensando que nuestro anhelo es encontrar al príncipe azul, al hombre de nuestra vida, y que toda nuestra energía sexual será absorbida y colmada por la media naranja. Sólo cuando se cumple puntualmente la Ley y se realiza el paradigma (encontramos al principe azul, o la media naranja) nos veremos libres de ansiedad, y también por eso el menor desajuste o crisis de inadaptación a la norma provoca tanta ansiedad y depresiones: porque deja al descubierto la herida primaria. La sublimación de la falta básica, claro está, es diferente en las niñas y en los niños, y ahí arranca la construcción de los géneros, y todo el sistema de identidad, que tienen profundas raíces emocionales e inconscientes. Cuando realizamos los paradigmas del género femenino y del género masculino establecidos, al mismo tiempo que afirmamos las instituciones que sostienen el orden social (el Matrimonio o la Pareja estable heterosexual y mongámica), afirmamos también nuestra existencia cuestionada; por eso los géneros están tan arraigados individual y socialmente y son tan difíciles de cuestionar.
Y sin embargo el cuestionamiento de los géneros es imparable porque las cosas no funcionan según el mito de la media naranja; de hecho el mito de la media naranja en el que proyectamos de niñas nuestros deseos de vida y de felicidad, es una imagen engañosa.
En primer lugar se ofrece la imagen de la simbiosis de las dos mitades de la naranja, como proyecto de vida adulta. Pero la simbiosis sólo pertenece a la etapa primal, cuando necesitamos estar en brazos, permanentemente fusionados para comer, tener calor, estar protegid@s, movernos, etc. La líbido adulta (excepto el estado de exterogestación de la mujer) se produce para fusiones discontinuas, no para un estado de fusión o simbiosis permanente. Entonces la trampa está en que se ofrece la imagen de la naranja, que se sabe que no es cierta, para atrapar y canalizar el anhelo simbiótico del cuerpo materno. Por eso no existe príncipe azul que pueda colmar dicho anhelo. En este camino emocional desaparece de nuestras vidas el cuerpo de la madre y su significado.
En segundo lugar, nuestra sexualidad no se complementa unívocamente con la del hombre. El mito de la media naranja ofrece la imagen de una complementariedad recíproca, cuando la mujer, aún la que tiene prácticas heterosexuales habituales, tiene estados sexuales y pasa por ciclos de su vida en los que su líbido no se orienta hacia el hombre. El orden simbólico falocrático proyecta la imagen de simetría entre los dos sexos, para así dejar fuera de la imaginación y de la realidad toda la sexualidad femenina no falocéntrica. ¿Cómo no va a haber crisis de pareja en general, y de la pareja heterosexual en particular? La pareja estable adulta, es un paradigma falocrático, no pertenece a la sexualidad natural del género humano.
En tercer lugar, a lo largo de nuestras vidas el deseo no se queda fijado siempre en la misma persona; nadie honestamente puede decir que sólo ha querido a una sola persona en su vida. Por eso cuando la ley cede terreno y reconoce el derecho a ser coherente con los sentimientos (en apariencia al menos) el matrimonio y la familia entra en crisis. En la familia tradicional, las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y l@s hij@s se mantenían estables, haciendo cada cual lo que le tocaba, porque se asumía la ley, no porque fuese el desarrollo natural de los sentimientos. Ahora los padres se quejan que l@s hij@s no sienten respeto ni cuidan de sus viej@s, las parejas se deshacen cada dos por tres, etc. etc. Y así seguirá siendo mientras que no recuperemos las relaciones armónicas entre los sexos (que presupone el reconocimiento del sexo femenino y la asimetría de las funciones de cada sexo).
En cuarto lugar, las dos mitades de la naranja nos las presentan como dos mitades homólogas, mismo volumen, mismo peso, etc. Esto esconde la relación de Poder del género masculino sobre el femenino. Aunque no sea una ley escrita (hoy supuestamente la ley reconoce igualdad de derechos etc. etc.), el Poder del sexo masculino está inscrito en el inconsciente colectivo, desde que el colectivo hegemónico de varones inventó el sistema de otorgar a cada hombre, por ser hombre, una cuota de la potestad de la patria sobre la vida y la muerte de sus mujeres, de la descendencia de sus mujeres y de sus sierv@s (y no es casualidad que la figura jurídica de la patria potestas siga conservando este nombre en nuestros códigos civiles), y esto lleva milenios de puesta en práctica, de elaboración concreta y de rodaje, y por eso el machismo y la pre-potencia masculina siguen estando plenamente vigentes. Y por eso cuando los hombres entran en situaciones límites de desesperación pegan, violan y matan a sus mujeres, para autoafirmar su ego con el que tratan de resarcir la existencia cuestionada: porque es mía y por eso hago lo que quiero. El paradigma del género masculino, que se resume en el nombre del ‘padre’, lleva incluido la patria potestas, el poder sobre la mujer y l@s hij@s; el del género femenino, la sumisión. Por mucho que de palabra digamos que es apoyo mutuo, amor, protección y respeto, sabemos que ahí está la relación de poder y sumisión, dentro de la naranja.
En quinto lugar, el restablecimiento de la armonía entre los sexos no tiene nada que ver con la complementaridad de ningún ‘ego’, ni masculino ni femenino, sino con la recuperación de lo que la antropología llama ‘sistema de identidad grupal’ (la percepción de cada cual como parte de un grupo). Recuperar la mujer prohibida significa recuperar su función social, y ésta no es una función individual, sino grupal, de los grupos de mujeres. Y lo mismo se puede decir para una condición masculina no patriarcal (13).


Bibliografia

(1) Freud, Sigmond (1931) Sobre la sexualidad femenina Tomo III Obras Completas Ed. Biblioteca Nueva, Madrid 1968
(2) De Choisy, Maryse: La guerre des sexes Ed. Publications Premiéres 1970
(3) Merelo-Barberá, J. Parirás con placer. Kairós, Barcelona, 1980.
(4) Reich, W. : Reich habla sobre Freud Ed. Anagrama. También en Leboyer, F. El parto: crónica de un viaje, Ed. Alta Fulla, Barcelona 1998
(5) Según la antropóloga Martha Moia (El no de las niñas laSal ed. de les dones, Barcelona 1981) el primer vínculo social estable de la especie humana no fue la pareja heterosexual… sino el conjunto de lazos que unen a la mujer con la criatura que da a luz… (que) se expande al agregarse otras mujeres… El ginecogrupo (y no la pareja heterosexual) es la primera forma de organización humana original y universal… que se estructura a partir de exigencias … culturales y no instintivas.. no es un resto de una forma de organización entre varias posibles, sino la original a partir de la cual se derivarán todas las variables conocidas. Esto lo corrobora J.J. Bachofen (Mitología arcaica y derecho materno ed. Anthropos, Barcelona ) en su estudio basado en la literatura griega antigua, según la cual la organización social se vertebraba desde ‘lo maternal’ (muttertum); sin embargo la incorrecta traducción de ‘muterlich’ (maternal) y ‘mutertum’ (lo materno) que casi por norma han sido traducidas por ‘matriarcal’ en todas las versiones en castellano, oscurece este estudio.
(6) Melandri, Lea: La infamia originaria Ed.Ricou, Barcelona 1980
(7) Odent, M. El bebé es un mamifero Ed. Mandala, Madrid 1990
(8) V.V.A.A. Mamatoto: la celebración del nacimiento. Plural ediciones, Barcelona 1992.
(9) Balint, M. La Falta Básica Paidós, Barcelona 1993 (10 publicación: Londres y Nueva York 1979)
(10) Carta de Amparo Moreno a la Asociación Antipatriarcal, Boletín n1 4, Madrid, diciembre 1989.
(11) Lerner, Gerda La creación del Patriarcado, Crítica, Barcelona 1990.
(12) Irigaray, Luce: El cuerpo a cuerpo con la madre la Sal ed. de les dones Barcelona 1985
(13) Ver nota (5): además del concepto de ‘ginecogrupo’ de Moia, hay muchísimos datos que suministra la antropología sobre el carácter colectivo de la función femenina, como las ‘tábula’ de Malinowsky (The sexual life of savages in North-Western Melanesia. Beacon Press, Boston 1987). En cuanto a la condición masculina, los ‘polipáteres’ de Bachofen también es muy significativa. Según este autor, en la sociedad prepatriarcal cada niñ@ tenía muchos ‘padres’ que l@s cuidaban: este término de ‘polipáteres’ responde al enfoque patricéntrico y a la incapacidad de Bachofen de salirse de la perspectiva patriarcal, pero su significado no deja dudas en cuanto al carácter colectivo de la función masculina.
Nota : Para más información sobre el tema de la sexualidad femenina, pueden consultarse nuestros libros: La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente (MadreTierra 1996), El asalto al Hades (Traficantes de Sueños 2001), en el artículo ‘Matricidio y estado terapéutico’ del nº 25 de la revista Archipiélago, en el monográfico de la revista Ekintza Zuzena ‘La sexualidad de la Mujer’, y en la ponencia ‘Tender la urdimbre’ en el I Congreso Internacional sobre parto y nacimiento en casa, Jerez octubre 2000.


- Escrito por Casilda Rodrigañez.-

Péndulo

Y me dijiste: "no sé quién es esa persona que ves en mí
pero no deseo otra cosa que convertirme en ella"

El amor es
tal vez de todas las maneras
inteligente
yo te hice un hombre mejor
y tú me hiciste una mujer más viva
Ladraba al mundo para que al fin me uniera a ti
soñaba con poder compartir nuestros destinos
en cuanto al fin lo vi posible
el gran sendero me indicó
que no era a mí a quien pudiera competerle
Nadie comprende qué duro fue errar con las manos repletas
los fallos rasurados
llevando a alguien que te lleva en el corazón
no obstante nuestro amor fue grandioso
era aquel sueño de soñar cuanto no éramos y merecíamos
era ser tú, yo y nadie
esa mirada desgarradora de los ojos desfigurándose
En cuanto nos veíamos la emoción nos ahogaba
éramos faros emitiéndonos
éramos tristes gemelos imitándonos inconscientes
éramos nuestro espejo verídico
que no podíamos poseer ni tocar
¿Por qué mi amor estaba prohibido?
¿Por qué nunca podíamos aceptarnos?
¿Por qué tan cruel distancia tuya con respecto de ti?
¿Por qué me imaginabas?
¿Por qué diablos te esperaría yo?
Yo te reconocí
tú me reconociste
Se convirtió lo inadecuado en adecuado
lo imposible en difícil
Ardieron todas las quimeras cuando volví a mirar atrás

Suspensión

Ni por ti ni por mí
quedó clarificado que anhelábamos
devorarnos la boca y por entero
Hicimos el idiota un par de meses
nos quedamos colgados de una jaula de oro
y la rompimos
tal como aquel ya preparado para volar

Sentido y referencia

Busco el sentido en tus ojos y encuentro una sonrisa
busco el sentido en tu cuerpo y encuentro nuestros cuerpos
Ah, era esto el amor...
desdibujar aquel esbozo que llevo en mi mochila
nada acerca de nada
la vida siendo antes que el concepto
sencillo designar exento de temática
tu rostro deformado por el éxtasis
cambiando desde el fruto a la semilla
Nunca hago nada bien
nunca llego a la meta
preño el proceso que sacia
en sí mismo

El reloj

Al son de la eternidad
el viejo reloj
se paró a las doce
como prueba de que él no llegó nunca
Hoy ha vuelto a ser un trasto
como antes de que yo lo hiciera especial
ha vuelto a señalar todas las horas
y ninguna
Así él
así yo
bien separados por el tiempo

Actitudes machistas adoptadas por mujeres

http://www.belelu.com/2014/03/15-actitudes-machistas-adoptadas-por-mujeres/

lunes, 10 de marzo de 2014

"La sociedad moderna nos confunde y nos agota"

http://vidasana.org/noticias-vidasana/elena-cibrian-la-sociedad-moderna-nos-confunde-y-nos-agota.html

Entrevista a Ramiro Lapiedra

http://www.lapazmundial.com/blog/2012/03/12/entrevista-a-ramiro-lapiedra-sin-conciencia-de-mal-no-puede-haber-erotismo/

Habla a tus hijos de la belleza

http://www.bebesymas.com/educacion-infantil/habla-a-tus-hijos-de-la-belleza-antes-de-que-la-industria-de-la-belleza-lo-haga

Minimalismo

http://www.elblogalternativo.com/2014/03/10/entrevista-a-la-minimalista-valentina/

Vistazo a la ingle

http://www.culturainquieta.com/es/erotica/item/3673-vistazo-a-la-ingle.html

Inteligencia erótica

http://esfuerzoyservicio.blogspot.com.es/2014/03/inteligencia-erotica-esther-perel.html

44 fotografías para cambiar la forma de mirar a las mujeres

Se trata de un proyecto de Pam Grossman, director de tendencias visuales en Getty Images, que estudió los cambios en la representación de las niñas y las mujeres en los medios de comunicación. Las imágenes muestran el liderazgo de mujeres en el trabajo y la vida contemporánea.

miércoles, 5 de marzo de 2014

El arte de la admiración sin la decepción de la posesión

"La apreciación por la belleza siempre ha sido marcada por los estándares que dictan los medios que han predominado en la cultura. En un tiempo, los sistemas conceptuales de las religiones establecían las pautas para identificar la belleza. En nuestra era, hemos entregado esa cúspide dictatorial a la publicidad, la industria de la moda y la industria del arte que rigen nuestro sentido de la belleza con atavismos y tendencias sostenidas en una especie de efecto badwagon que dirigen nuestra atención hacia un estándar de belleza que abandona lo divino y se entrega a lo material, lo consumible, y ha cambiado tajantemente nuestra relación con la belleza. La misma cultura nos ha programado en crear y percibir la belleza a través del ego."

http://pijamasurf.com/2013/08/el-arte-de-la-admiracion-sin-la-decepcion-de-la-posesion/

Naturaleza científica

No sé por qué termino siempre teniendo la razón
sé que no es cierto, existen otras opiniones
mas finalmente yo convenzo a todo el mundo
No soy un ser manipulador, como tampoco
llevar razón me importaría demasiado
Mis opiniones se acercan siempre a la ciencia
pues mi palabra no se compone de más
que el corazón desgarrándose, el cuerpo malherido
el amor necesario, feliz, sin tacha, atisbo de frivolidad
cuando se cae del asfalto como si nunca jamás
nadie nos hubiera acompañado y recordáramos
a cuantos ya desaparecieron irremisiblemente
















Símil de la línea (Platón)

El lado oscuro de las muñecas Barbie

http://pijamasurf.com/2012/03/el-lado-oscuro-de-las-munecas-barbie-prostitucion-psicosis-depravacion-y-decadencia/

lunes, 3 de marzo de 2014

De esos cabrones y otros "hombres"

¿Por qué no pruebas a conocer a lA MuJeR
antes de pensar en follártela?
¿Por qué no piensas ni siquiera en la supuesta
imposibilidad de conocerla?
Menuda mierda de sistema capitalista

Oh machos desgraciados y estereotipios
educados por el cinema para la vulgaridad
el irrespeto de nuvuestros Cuerpos
Pobre inconsciente víctima del sistema
no me digáis que esto es lo que es un hombre
no confundáis normalidad con esta
enfermedad común
un H o m b r e es lo que él decide ser

¿Sabéis que esto lo ha montado un chulo putas?
¿ya sois capaces de renunciar a un degradante privilegio?
porque por muy inseguras que aún seamos
por muy patéticas o z o rr a s
aquí no estamos para vuestro placer
no estamos para alegraros la vista

Con los OjOs ya abiertos
voy navegando
pero esta vez ya
n a d a
me puede detener
ni un iceberg podría pararme...


E N L A C E S  y algunas extrañas falacias que demuestran que el masculinismo está todavía en pañales:

Masculinismo

Demasiados vértices: hembrismo, misandria, femicentrismo, feminazismo, masculinismo…

domingo, 2 de marzo de 2014

A la belleza expropiada

Hermoso que alguien pueda verme
poder verme
solo el amor y la belleza pueden ver lo que somos
¡Belleza! Ah... pobre
y lisiada prostituta
¿y qué ha de ser lo que han hecho de ti?
¿adónde han desviado los ojos de este mundo?

Mujeres débiles, patriarcales
hemos sido expropiadas de nuestros propios ojos
hemos sido apartadas de nuestro propio espacio
Una mujer cotidianamente disfrazada y un remedo:
no nos reconocemos ya ni nosotras mismas
porque un disfraz es llamado
mujer, feminidad, arquetipo

Belleza
prostituta lisiada
y monstruo fatal
Tus apellidos invisibles rebajándonos a la altura del fango
a la exclusiva altura de cualquier falo ciego
Asco me dais, y pena
y miedo a veces
Una mujer cargándose a la espalda los apellidos bastardos
de la belleza

Si es este vuestro privilegio poned el culo
porque un adorno es prescindible pero una mujer no
no un ser humano, no
No soy yo de las vuestras
quiero decir que estoy en contra
puedo observar y puedo defenderme
mas, tras mis pasos vuelve a cerrarse
aquel mar rojo de la congénita idiotez

Miro a los ojos a todos los disfraces
ya me despido mediante una reverencia
mas lo que quiero decir tras todos estos reproches
es que te quiero
que me quiero
que os quiero
aun a pesar de vosotros mismos

Tal vez lo logre



Febrero 2014
No me interesa ser admirada
no quiero imágenes de una mujer sobre mí
es duro ser consciente de la manipulación
duro soltar la espada y la armadura
-dado que soy más fuerte he de debilitarme-

¡Aquí, Belleza! heme aquí...
muéstrame ese camino que no es falso
¡renuncié!
a la fachada, su falso poder evolutivo
En la inocente soledad perceptiva del dios
jugaré al juego exagerado de las formas
construiré con la basura de los cánones

Yo te suplico, vida, que así me reconozcan:
¿reconocerá alguien a una mujer?
¿reconocerá alguien a las demás mujeres?
Oh, vida, hazlo por favor
que alguien lo entienda
que se sepa

Otra injusticia me hace única cuando todos los somos
Construir y destruir, trabajo
y redundancias de la vida
¿Cuándo me podré ver como soy?
¿Cuándo seré completa...?

La carne hizo el verbo

Solía hablar del amor en mayúsculas
-férrea intención en sólidos pilares-
solía pelear
por mostrar un relámpago invisible
solía amor, desde el nombre, sin verbo

Desde que amor y ser amado serán la misma cosa
desde que no defiendo el verbo del nombre
-carne y espíritu indivisibles en mí-

Pero que sepan mirarse así las mujeres
porque mirar es ser mirado
y pero que así vuelvan
siempre
a mirarme