miércoles, 26 de febrero de 2020

Honor y derrota





Solemos creer que hay tareas pequeñas y tareas grandes; yo no lo veo así.
Muchas veces hice lo que pude, mas no solo eso sino también verdaderos prodigios; y no obtuve resultados. Pero no advertimos que la vida es un entrenamiento para nuestra natural voluntad y felicidad.
Los deseos nos bendicen o maldicen, tú decides tu rumbo. Porque poseer es síntoma de una dirección errada, y la seguridad de lo fácil y repetitivo causa la muerte del deseo y la bondad.
Nunca me arrepentiré de haber fracasado, porque puedo mirarme a mí misma sin vacilación y decirme que lo que hice fue lo mejor, y que los resultados no siempre dependen de nuestras decisiones.
Han tirado abajo muchas veces mi castillo, no hay certeza. Ahora soy yo quien lo tira, porque solo lo que se hizo por el amor y el bien permanece entre nosotros. Y la prueba es que eso no se derrumbará.
La capacidad de regeneración permanece en el recuerdo.
Creo en la libertad de decidir y en la sinceridad para poder dejar hacerlo.
Señalo la manipulación, la utilización y el beneficio propio sin mirar también por el ajeno como una enajenación de nuestra naturaleza.
La inconsciencia es la enfermedad de todos los tiempos. Que nadie diga que otro ha dirigido su rumbo. Que nadie culpe, porque en juego está la vida y eres tú quien hace la apuesta. Mantente despierto y en atención. 
Que la iniquidad, que nos cierra los caminos se aleje de nosotros, los que no hicimos nada por llamarla, porque es iniquidad no permitir la justicia y huir de la igualdad.
Que haya luz en tu casa para poder ver los actos despreciables desde ella misma. No mires lejos para no mirar tu propia casa, ni aquella de donde provienes, porque ahí se halla tu alma. Mírala y dale tu mano, no esperes.
Nadie puede acompañarte en paz si no te entregas a tu alma.
Mírate imperfecto, errante, humano, a veces mezquino aunque sea en pensamiento. Toma el camino adecuado y, si te equivocas, redirige tu timón. Porque nadie lo hará por ti. Porque en esta vida no existe la salvación, sino el amor; y sin paz y conciencia en tu alma no serás nada. Jamás habrás existido.





No hay comentarios:

Publicar un comentario