lunes, 19 de enero de 2015

El triángulo dramático



El TRIÁNGULO DRAMÁTICO es un juego psicológico, practicado desde el inconsciente, que puede repetirse a lo largo de nuestra vida.
La Víctima se encuentra en la cúspide del triángulo, de modo que puede asociarse a un Salvador o a un Perseguidor.
Por su parte, el Salvador y el Perseguidor no harán buenas migas, uno de los jugadores incitará al otro a cambiar de rol, convirtiéndose en Perseguidor o en Víctima, para que juego continúe. Así el Perseguidor intenta imponerse abiertamente: “voy a decirle lo que tiene que hacer”, la Víctima intenta dominar dando pena: “soy débil, tienen que ayudarme” y el Salvador quiere dominar haciéndose indispensable: “tengo que ayudar a los débiles”.

Ejemplos:
- Soy yo quien siempre lo hace todo (P)
- Sin ti todo iría mejor (P)
- Soy mejor que tú (P)
- Nunca consigo lo que quiero (V)
- La gente es mala conmigo (V)
- Todo me va mal (V)
- Solo quería ayudarte (S)
- Solo me siento bien haciendo cosas buenas (S)
- Lo hago por tu bien (S)

MANDAMIENTOS PARA NO ENTRAR EN EL TRIÁNGULO DRAMÁTICO:

1.- “NO RESCATARÁS” a personas que puedan valerse de sí mismas. Si lo haces, les estarás librando de sus responsabilidades y les impedirás que tomen sus propias decisiones y encuentren su camino.
Gracias a nuestra naturaleza empática estamos siempre dispuestos a ayudar a las personas que se encuentran indefensas y que no pueden valerse por sí mismas. Esta condición es uno de los valores más bellos de nuestra especie. Sin embargo, cuando lo hacemos con personas que no lo necesitan les estamos haciendo daño, pues caemos en una trampa de codependencia en la que hacemos cosas que no queremos hacer y hacemos más cosas de las que nos corresponden. Y esto generará sentimientos de ira y frustración tanto en el Rescatador como en la Víctima a la que aspira a rescatar.

2.- “NO EJERCERÁS DE VÍCTIMA”, salvo que realmente no puedas valerte de ti mismo y necesites la ayuda y el rescate de los demás.
Cuando asumimos el rol de la Víctima, al igual que sucede con el rol de Rescatador, acabamos albergando sentimientos de ira y frustración. Estos sentimientos se disparan porque la Víctima se siente degradada y tratada como un caso de caridad. O, tal vez, porque se siente humillada y resentida. O, simplemente, porque toma consciencia de la ira y el desprecio del Rescatador.

3.- “NO PERSEGUIRÁS”. Los sentimientos de ira y frustración que experimentamos desde el rol de Víctima o de Rescatador nos llevan a enfadarnos con el otro y a asumir el rol del Perseguidor. Perseguimos cuando juzgamos y criticamos a los demás, cuando predicamos lo que deberían hacer y cuando les castigamos. Cuando perseguimos lo hacemos desde la superioridad, desde el sentimiento de que las demás personas están en un plano inferior. Y podemos hacerlo tanto desde la frialdad y la sutilidad como desde la violencia y la agresividad.

Si no cumples los tres mandamientos entrarás en un triángulo dramático: victima-perseguidor-salvador. Tú y las personas que te acompañan os veréis arrastrados en una dinámica por las que iréis rotando, de manera aleatoria, por los esos tres papeles.
Es muy importante "darnos cuenta" para no entrar en el triángulo, y aunque al principio nos parezca difícil no entrar... con práctica se puede. ¡¡¡Ánimo!!!

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