lunes, 12 de enero de 2015

La vida duele

Éste ha ido cambiando según yo cambiaba mi relación con él. Los primeros días lo negaba, incluso hacía bromas, hacía como que buscaba soluciones pero confiaba en que pararía. No paró. Siguió. Cuando parecía que lo tenía ubicado, cambió su horario y se volvió aleatorio. Quería eliminarlo, volver a ser yo, pero yo ya no era yo. Comencé a luchar y me sentía absurda pues estaba tratando de luchar contra… ¿mí? Tanta tensión me provocaba frustración y con ella…¡más dolor! Hace poco acabé por rendirme. Todo vino al salir de otra cita de terapia (da para mucho esto de ir a un sitio a ver tus miserias y quedarte muda del pánico), la última. En ella, llorando como sólo lloro cuando estoy sola en casa, le dije: Esto duele mucho ¿Por qué? ¿Por qué? A lo que él me respondió con una compasión conmovedora: Erika, la vida duele. Y cuanto más tratamos de alejarnos del dolor, más daño nos hacemos. Al salir, me rendí. Joder, sí, la vida duele.

elcaminorubi.com

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