domingo, 22 de febrero de 2015

Propuesta pendiente de aceptaciòn

En vez de enunciar lo que no queremos para que se cumplan unas expectativas distintas o no suceda algo que no nos gustaría, ¿podríamos hacer propuestas concretas y flexibles de lo que sí queremos?
Estoy cansada del pensamiento catastrofista, rígido y exigente. Si algo salió mal en el pasado no tiene por qué ser del mismo modo si hemos evaluado bien los puntos flacos, modificamos nuestro modo de ver las cosas -además, así aprende uno de sus errores, que para eso tampoco viene mal cometerlos de vez en cuando-, y se sabe lo que se quiere en el presente, no por inercia, sino porque se quiere realmente y se ve como posibilidad, no tendemos a controlar tanto las cosas que nos imaginamos que podrían pasar -y que, por cierto, no están pasando y lo más seguro es que nunca pasarán- con expectativas y temores falsos e infundados. Entonces desaparecen el miedo y la desconfianza y no se recela de cualquier experiencia relacionándola por una supuesta semejanza con algo negativo del pasado; no se coarta la posibilidad de ser feliz.

Permitirnos nuestras posibilidades de ser felices sin limitarlas por desconfianza, independientemente de cualquier cosa que sucediera en el pasado o proyectemos a futuro. Permitirnos siempre ser humanos y vivir sin pensar que algo nos está vedado, o vedarlo sistemáticamente por miedo o recelo. Esto es ser libre, ser capaz de vivir de facto cada día las propias posibilidades de alegría, felicidad y desarrollo.

¿Nos decimos sí?

No hay comentarios:

Publicar un comentario