miércoles, 13 de mayo de 2015

Reflexión acerca de las emociones

Con estos resúmenes reconozco que me la paso estructurando los epígrafes de Echeverría, ya que a veces los párrafos se repiten un poco o las ideas no van por orden. Eso sí, resulta bastante cansado resumir tantas páginas porque sí, me desmotiva bastante. A mí me gusta leer libros que me interesen como este, lo que no me sirve es dedicar tanto a hacer un resumen, porque es monótono y considero que hay cosas mejores que hacer. Considero que no sirve para nada a no ser que sea el trabajo aplicado de cada uno para algo concreto, como por ejemplo la exposición de un tema o un esquema que alguien hace para algo, como soporte para algo que vaya a efectuar a partir de él. Un resumen por un resumen no me parece una manera muy boyante de aprender, no pienso que proceda si no es parte de una actividad más grande a la que se aplique. De todos modos me los voy a guardar, porque al final a todo se le encuentra uso.

Si os digo la verdad, no se me ocurría absolutamente nada que decir acerca de estos temas. A mi entender, están muy bien sin que yo diga nada de ellos y la propuesta de Echeverría me parece muy bien también. El tema es que hay que entregar todo esto y me he buscado un truco. Como tengo algunas dificultades para motivarme porque el aprendizaje se me queda corto, en el sentido de que no me van las actividades dirigidas y a veces tengo otras necesidades de aprendizaje que encima me cuesta detectar, no voy a seguir estructura alguna, más bien voy a limitarme a decir lo que me venga. Si no aplico los conocimientos a una situación real, aunque sea imaginada, no soy capaz de aprender, por lo que me las apañaré como buenamente pueda. Comprendo que en realidad no me apetece profundizar todo el tiempo en mí, no me parece sano, todo el rato es lo mismo y me gustaría enfocarlo de más maneras, a ver cómo me las apaño.

Dicho esto, hablo un poco de lo de las emociones. Este tema, ya he comprendido que ha sido un boom para mí, junto al de los estados de ánimo bloqueantes. Saber leer los mensajes emocionales es para mí un filón de aprendizaje infinito. Esto, junto con el concepto de la sombra, es algo inaudito que me hace sentir un poder inmenso. El analfabetismo en este tema es tal que me siento casi como una evangelizadora -claro, bromeo, lo peor sería hacer una secta de esto y lavarles el cerebro a todos-.
He comprendido también que bloquearse emocionalmente y vivir de manera cognitiva hace mucho mal a la memoria y distrae con temas intrascendentes que no aportan nada a la humanidad, y lo peor, genera una infelicidad, encima con una inconsciencia de ser vivida (ni te enteras, me parece horrible, la verdad). Se pierde todo lo bueno y verdaderamente bello por enfocarse en lo meramente conceptual y ver así a las personas, hala, en serie. Un juicio no es un ser humano (me extenderé más sobre este punto en el tema de los juicios), en tanto que no permite la conexión real entre las personas. Son simplemente una mentira gordísima en este punto, ya sean positivos o negativos. Hay mucha desinformación y mucha inconsciencia a este respecto. Eso me genera una rabia que ahora mismo no puedo resolver actuando. Trato de verlo inocentemente, antes pensaba que muchas personas eran verdaderamente idiotas, retardadas, o algo así. Ahora soy más comprensiva porque pienso que simplemente no se dan cuenta. Eso sí, no tolero que pongan todo a igual altura, porque no todo vale, no todo vale lo mismo ni es lo mismo, me resulta bastante ofensivo en realidad. Hay personas que lo miran todo de manera conceptual, y no reparan en el valor emocional, por lo que no permiten las diferencias, lo igualan todo.
He empezado a comprender el valor de las emociones incómodas, intensas. No reconocerlas no te permite mirar la realidad, por lo tanto no hay permiso de sentir emoción para actuar de una manera determinada. Este el el problema de las personas excesivamente racionales, pues ven las opciones de manera abstracta, conceptualizan en exceso cuando no hace falta, no se refieren a nada en particular que esté sucediendo por lo que no ven sus opciones realmente posibles en su propia vida, no se responsabilizan verdaderamente de ellas ni pueden elegir en realidad, aunque crean paradójicamente que tienen muchas opciones para elegir, coartan su libertad sin darse cuenta, no eligiendo opción alguna y cerrándose sus posibilidades de vida. Es una desconexión de la realidad como otra cualquiera, un desarraigo. Conceptualizan de manera cognitiva su vida porque ni siquiera la pueden observar.
Encuentro una radical diferencia entre distinciones meramente cognitivas y distinciones emocionales, en las primeras no hay conexión con una realidad porque es algo abstracto, una hipótesis conceptual que no remite a suceso alguno en particular; en las segundas hay conexión con los sucesos, que ya pueden ser observados e interpretados y lo conceptual está al servicio de la interpretación del suceso. Reconozco que esto es un cambio de observador mío. La solución: elegir, elegir, elegir lo que más te guste desde la experiencia para ser verdaderamente libre, no desde lo conceptual, donde no se puede hacer una distinción real, por lo que la libertad de elección es falsa, un mero prejuicio. Si no hay experiencia, no hay suceso.
La problemática que hallo ahora es poder diferenciar las emociones falsas -para no dejarse llevar por ellas tomando decisiones absurdas, o no siendo capaces de tomarlas- de las que no lo son.

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