martes, 23 de agosto de 2016

Compás - Requiem


Nacemos y crecemos en el relato tejido por otros, esto es
las sombras del vacío
En esta vida el destino es perdernos
para perderlas, he visto
lagos o ríos
agua y aceite, he visto
mi propia escisión y conflicto, nadie
acompaña a nadie al infierno
nadie perdona la estancia del otro
en tal no ser, nadie que vea
donde está realmente
el otro
nadie que se vea, su vacío
inhabitado, invalidado y negado, reprochado
amor:
el corazón desentendido

Pero alguien ha visto lo irredento
¿Quién no ha desgarrado en el dolor del amado, de la sangre, su dolor propio?
¿quién no se dio cuenta del desgarro del alma propia en el amor que asesinaba?
para mí
el amor solo nos vive para vivir
porque sí le permitimos vivirnos
¿desde qué lugar de tu ego lo condenaste sin pruebas?
¿quién ha advertido que un infierno es eso, que el ego
jamás nos ceda a esta vida?

Tan solo nuestro niño lo perdona
porque él sí sabe que lo más importante es poder jugar
el niño
siempre ama sin seguridad, siempre ama
sin necesidad de saberlo
no necesita un látigo y autoflagelarse
tan solo hicimos que lo cogiera, ya no preguntes
por qué él ya te ha olvidado, ahora
ya conoces su respuesta: ya conoces
tu silencio

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