domingo, 26 de octubre de 2014

De todos los defectos que existen, el perfeccionismo es uno de los mejor considerados por la sociedad. Pero, ¿qué hay detrás de la búsqueda constante de perfección?, ¿por qué en muchas ocasiones esta característica del carácter suele generar insatisfacción?.
Para poder alcanzar la perfección deseada, los perfeccionistas desarrollan una gran autoexigencia. Es como si escucharan a un juez interno dentro de su cabeza que juzga y critica aquellas decisiones, acciones y resultados que les alejan de dicho ideal. Y cómo no, este patrón de exigencia lo acaban proyectando sobre la gente con la que se relacionan.
La clave para que el perfeccionismo no sea fuente de insatisfacción reside en el arte de cultivar la serenidad y la aceptación. Y para ello es necesario darse cuenta de esa voz interior que los critica por todo lo que podrían hacer mejor. En la medida que estas personas profundizan en aceptarse tal como son, comienzan a hacer lo mismo con los demás y sus circunstancias. Aceptar no es resignarse ni ser indiferente: es comprender que todo tiene su razón de ser y que de nada sirve luchar o tratar de cambiarlo. 
Lo paradójico es que cuando se aceptan de verdad, surge la transformación.


Psinergia

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