¿Por qué no miráis también la sombra de toda la mierda que nos han vendido y siguen vendiendo, en vez de seguir en vuestra triste condescendencia de que todos somos agradables y accesibles vistas democráticas en esta puta mierda de sociedad que no valora totalmente ni a uno solo de sus individuos? Mirad ahora la belleza de las mujeres y bebed un vino a mi salud. Y, hombre, imagínate por un momento que eres una mujer (una). Seguid perdiendo el tiempo.
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