domingo, 21 de diciembre de 2014

Cuando los ingleses llegan a sus colonias en Asia y África se encontraron con muchos pueblos y tribus “salvajes” que se organizaban de acuerdo a principios no mercantiles, es decir, que decidían qué producir, cómo distribuir y cómo consumir de acuerdo a principios sociales. Estos pueblos tenían unas limitadas necesidades que lograban satisfacer gracias a los recursos del entorno. Cuando los ingleses les “invitaron” a trabajar a cambio de un salario éstos se negaron porque no lo veían necesario ni racional (ya tenían todo lo que necesitaban). En términos económicos puede decirse que en esa situación no existe mercado: las personas no se ofrecen en venta a cambio de un salario, es decir, no hay trabajadores. Para lograr quebrar la voluntad de estos pueblos los ingleses decidieron talar los árboles de pan, que eran el principal recurso nutritivo de esas tribus. Los ingleses lo que estaban haciendo era crear escasez de forma artificial. Además, junto con esas medidas impusieron tasas e impuestos sobre las chozas. Todo ello tenía un único objetivo: crear un mercado de trabajo empujando a las personas de las tribus a venderse como trabajadores para evitar la penuria y el hambre. Desde ese momento las personas de esas tribus comenzaron a ser “trabajadores libres” que formaban parte del sistema.

Lo cuenta Karl Polanyi en su libro “La Gran Transformación”.

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