martes, 30 de diciembre de 2014

Tener miedo al amor es un absurdo. Decir que el amor acarrea dolor no es cierto.

Es la interpretación que hagamos de nuestra vida lo que hará que el amor sea un puente hacia el sufrimiento. Un amor intenso puede provocarnos deseos de posesión, queremos mantenerlo siempre así de maravilloso. Pasar por una mala racha y que el amor que sentimos hacia otra persona sea lo único que nos alegra el día puede acabar produciéndonos dependencia emocional. Sin esa persona ya no sabríamos vivir...

Es la posesión y esa dependencia emocional lo que acaban convirtiendo al amor en un cancer, donde pasamos desde un extremo, la pérdida de interes fruto de que ya poseemos a esa persona, hacia el otro, el miedo excesivo a perderla. Vaivenes del deseo, celos y sufrimiento general fruto del desequilibrio emocional. Pero para una persona psicológicamente sana, que se quiera así misma y construya su felicidad a partir de su propio deseo de vivir y disfrutar el presente, sin que su autoestima dependa de ningún factor externo, el amor se convierte en la mayor plenitud.

La intensa sexualidad que hoy día impera nuestras vidas, la que ha cogido las riendas de nuestras sociedades, es un anestésico al profundo miedo que las personas le tienen a enamorarse por los daños emocionales que han tenido en el pasado. Pero la culpa no es del amor, la culpa es de la mala interpretación que hacen de el la inmensa mayoría de las personas.

El amor no implica dolor, es el mal condicionamiento de los seres humanos quien transforma ese amor en una intensa angustia.

David Jungle

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