lunes, 28 de marzo de 2016

El viaje III - Tercera parada

Entonces comprendí que el amor tal como hablamos de él no era más que una idea estúpida, cómoda, blanda, engañosa y egoísta
que en el mundo es imprescindible contar con la bajeza de los seres más queridos como principio
que el ilusionismo y malicia conscientes son la única y poderosa bondad del mundo
que de ningún modo íbamos a conseguirlo jamás por nuestros propios medios, jamás acompañados, jamás sin ayuda, jamás solos
jamás... ¿me entendéis?
exigimos a nuestros compañeros la altura de los dioses
pero los dioses mueren si no hay estratagema
la generación viene del mismo lugar que la destrucción ulterior
¿quién asume la altura?
¿quién se queda con honor?
¿quién osa hacer la virtud que pide a otro?

Estamos siendo castigados por un egoísmo rancio y sin estilo
porque todo es un sueño que quisimos
y no nos atrevimos a alcanzar, por esto
preferimos destruirlo, somos nosotros
los que hemos caducado
pero la hipocresía, malsana, lo niega con descrédito
Yo estoy muy triste por saberlo pero, al menos, puedo ver

A todo cerdo le llega su San Martín
yo solo espero que sea pronto

Dejad de explicármelo de nuevo, todo esto
son variaciones que justifican lo mismo:
la rendición constante y el fracaso permanente
la no superación en lo posiblemente adverso, la incompetencia
ya no me creo nada ni -sabed- lo haré
me consuela que también caerán vuestros dientes
que contra la pared os pegaréis de cabeza
si vuestra mediocridad se lo permite a vuestros ojos
si es que hay justicia en este mundo. Tened
esa suerte
pronta os sea

La clave es ser el dios que esperamos
la clave es ser el dios que esperamos
la clave es ser el dios al que esperábamos

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