domingo, 2 de junio de 2013

La errada

Defiendo mi brutalidad
a espadacapa
en este mundo soso de refinamientos
y sí, sabré
pero no será hecho
por algún simulacro de las ambiciones

Ambiciono muy poco:
la comprensión del secreto de lo sencillo
la mayor gloria es poder enterarse
de que la vida ya estaba en nuestros cuerpos

Las inclemencias del ser primitivo
que me infecté en una herida a destiempo
relatarían darse básico y fugaz:
nosotros mismos elegimos las formas
olvido o patrón de oro
es comprender que se deshacen
la virtud

Ah humadivina incoherencia
la tentación del resplandor que durante decenios
me inquieta junto a la luna que somos
astro simple y
sol desenfrenado
te quiero como un fuego de volantes en mi frente
que emerge de la falda de una mujer
sureña

consabida en sus artes
dispersa
o perfecta
moviendo cien lenguas
-en vez de cien lenguas
moviéndose-
azarosa y perdida
como todo cuanto arde
como todo cuanto ya se ha encontrado

De vuelta

de ida
siempre

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