viernes, 19 de diciembre de 2014

Quiero compartir con cada uno de vosotros personalmente mi experiencia en este curso:

Yo me había encontrado a mí misma pensando claramente que elegíamos nuestra vida y lo que teníamos en nuestra vida, todo lo que queríamos vivir. El caso es que no entendía por qué había insatisfacción siempre, y tal vez por eso no era capaz de concretar nada, porque antes de ponerme a hacerlo sabía que esa posibilidad no me iba a satisfacer, por el hecho caprichoso, tal vez, de que podía hacer cualquier cosa, cualquier cosa era posible.
Aquí he comprendido que no hay que obligarse ni exigirse, ni controlar la vida, que había que vivir simplemente el momento y hacer lo que queramos hacer en nuestro presente, lo que somos capaces de hacer ahora. Y ese es el cambio, el cambio es ahora.
Me daba miedo la incertidumbre, que al compartir con el otro, el otro siempre estuviera en búsqueda, no aceptaba las dudas porque las dudas para mí significaban no estar segura de nada.
En estos días he comprendido una lección dura, pero una lección también alegre que me está llevando a un lugar desconocido de vértigo, y he decidido simplemente aceptar las dudas del otro, la volubilidad y el cambio permanente, la equivocación, el aparente fracaso de cada elección y la inseguridad de nuestros sentimientos respecto a nuestros planes, a nuestros esquemas mentales, que no se ajustan muy bien con una actitud de aventura y descubrimiento, porque lo que queremos es la permanencia. Pero lo único permanente es permitirse cambiar con la vida...
Sí, en el fondo me daba miedo el cambio y yo controlaba muy mucho el camino que estaba pisando en todo momento, intentando darme la mano con el otro y no soltarla, para no perdernos de vista. Pero somos caminos unidos, y caminos separados también, y ese es nuestro espacio individual de búsqueda.
No tengo palabras para deciros el miedo que tengo a no ver nada en el horizonte por lo grande que es en realidad, no tengo palabras para deciros lo que es el cambio y el miedo que da pensar que cambiamos todo el tiempo y no hay nada a lo que aferrarse, pero tampoco las tengo para deciros la hermosa lección que he comprendido en todo esto, la sensación de libertad al pensar que no tenemos nada realmente, que todo es una pérdida, una búsqueda y un encuentro constante.

A cada uno de vosotros, de verdad, estoy pensando en cada uno individualmente, no como grupo.

Muchas gracias por estar incluso cuando yo misma no estaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario