sábado, 25 de julio de 2015

Fin de la noche

Nunca salí de aquí
quise abrirte la puerta a pesar del miedo
de esa niña que no fue vista sino juzgada
con el colegio como cuartel
con la adolescencia como escudo
con esta juventud como reivindicación
Perdóname si nunca me has conocido
si no he podido serme aún en este mundo
si no soy en absoluto normal, si no comprendes
si cuando hablo no hablo
si no se deja ver el tesoro que responde a tu luz
protegiéndose de tu alma oculta
y de la mía temerosa de ser

Y sobre todo perdónales a ellos
los que tanto me hirieron queriendo o sin querer
los que lo hicieron por mi bien, también
los que me vieron al trasluz de lo normal
los que no pronunciaron palabra o me dijeron
que esto que soy nunca bastó
perdónales porque me escondo todavía

Perdona mi maldad, que es inocente
toda la crueldad que me he ejercido
el egoísmo que era miedo a perder
a quedarme sin nada, en el vacío
todo aquel comprobar de los cabos atados
esta, aquella exigencia de ser más y mejor
cuando ya era lo mejor que era
Perdóname porque dejé de quererme
cuando tú ya no eras mi refugio
tras el otoño
mientras no era ni bonito ni fácil
Perdóname por no saber qué es un hogar
y por desconocer el amor de una familia

Tengo la culpa de no permitirme lo cobarde y torpe que soy
tengo la culpa de ser fuerte sin perdón y sin habla
sin ayuda o piedad

Joder perdóname, mi bien, porque creo que ya estoy aprendiendo
que ya no puedo apalearme más
que puedo ver este alma libre sin palabras ajenas
que puedo agradecer tu existencia
Perdóname cuando no pueda llegar a ti
cuando me tapo los oídos por el ruido, la mentira
y la maldad que he conocido como bondad

Perdóname en la oscuridad y el miedo
cuando no hay posibilidad de hablar
cuando no veo a nadie
y me repliego en mi alma de luz
observando tu sombra

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