sábado, 22 de noviembre de 2014

Entender el lenguaje de nuestras emociones

Los estados de ánimo que habitamos desde nuestra mente se suceden a veces como las estaciones, cada una de ellas expresa abiertamente sus colores y sabores, ocultando cuidadosamente los potenciales que desplegará la siguiente. Por eso, interrumpir la pena, por ejemplo, sin esperar a sus frutos es negar de alguna manera la alegría. No se trata de reprimir una emoción, sino de llevarla a la sabiduría, es decir descubrir los sabores que esconde.
Nuestras creencias, sumergidas en la dualidad, suelen emitir un juicio de nuestras emociones, cortando el hilo que nos conduciría a entenderlas en la pureza de nuestro corazón; desde ella podríamos saborearlas, dejarlas ser, y convertirlas en actos creativos con los que embellecer el mundo.


La Danza de la Vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario