martes, 18 de noviembre de 2014

“Cada uno entre nosotros posee un médico interior que nos guía con el fin de mantener el buen estado de salud. Una vez enfermo, si el contacto no puede restablecerse entre el individuo y su médico interior, nos vemos obligados a buscar un médico externo para reemplazarlo. A la hora de curar, ambos médicos deberán presentar el máximo de afinidades posible. Esa es la razón por la que un mismo terapeuta no le va bien a todo el mundo”.

Paracelso

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