miércoles, 14 de septiembre de 2016

Noche de boda - Lo que sí


Poema 18 – Espantapájaros
Oliverio Girondo

Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología,
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.

Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo…
si es verdad
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!




Este poema es una excusa
para dejar de quejarme
una línea más para reconocer lo bello...
otra línea para declarar que me he rebelado
la última
para decir que el desamor y el desánimo no van a vencer
(porque jamás lo hicieron)

La postdata, para confesar
que el corazón desmiente 

¡Mentiroso!







 https://youtu.be/6X6qPX__lIQ 


No hay comentarios:

Publicar un comentario