sábado, 1 de agosto de 2015

Vergüenza tóxica: ¡No te escondas!

La vergüenza tóxica es la experiencia interior de “no ser querido”. Te sientes inútil y con miedo a ser rechazado. Esto te frena a tener buenas relaciones sociales y recae directamente en tu autoestima. Todo se gesta en tus pensamientos de inseguridad, con un diálogo interno que constantemente te está devaluando. Ves a otras personas imponentes, crecidas de tamaño. Te sientes muy pequeñito y sin nada que ofrecer a los demás.

Si estás dominado por la vergüenza tóxica, eres muy crítico contigo mismo. Siempre encuentras algo criticable en tu apariencia, conducta o personalidad. Eres hipersensible a la crítica, por lo que estás muy atento a la posibilidad de humillación. Sueles tener relaciones en las que se resalta tu vergüenza y eres presa fácil de aquellos que obtienen su autovaloración atacando a otros. Te preguntas: “Sé que mi pareja me trata mal, pero ¿quién más me querrá?”. Tienes períodos en los que te sientes bien contigo mismo, alternados con otros, con excesiva vergüenza, sobre todo cuando tu autoestima decae.

¿Cómo se genera?

La vergüenza se genera cuando alguien te envía reiteradamente el mensaje de “eres malo”, “no vales”, “no puedes”,… haciendo caer tu autoestima. Todos estos mensajes que aceptas, provienen de alguien importante en tu vida, como: padres, maestros, jefes, pareja, amigos….


Fuentes de tu vergüenza

La infancia.
La familia.
Las presiones sociales.
Tú mismo.

La infancia es el momento más propicio para el desarrollo de la vergüenza, ya que en esta época, se está gestando la autoestima y personalidad. Los niños son más susceptible a las críticas. Ellos creen estos mensajes y luego se los repiten a sí mismos, hasta quedar llenos de vergüenza.


Tipo de mensajes dañinos para los niños
No eres bueno. “Eres… (Gordo, feo, tonto, estúpido…).”Eres así… nunca cambiarás.”
No eres lo suficientemente bueno. Crecen con la idea de que algo está mal en ellos, porque siempre podrían haber hecho las cosas mejor.
No perteneces a la familia, al grupo de amigos… Los niños que reciben este mensaje de rechazo repetidamente, demuestran una sensibilidad exagerada a lo que puedan pensar sobre ellos. No se sienten parte del grupo.
No eres digno de amor. Algunos padres tienen la costumbre de amenazar con retirar su cariño, utilizan el miedo al abandono para controlar a sus hijos. Dicen cosas como: “Si no haces lo que te digo, ya no te voy a querer.” También rechazan al niño de manera no verbal cuando se alejan repentinamente o cuando se niegan a hablar con él. Estas amenazas y conductas lo aterrorizan, sobre todo cuando es muy pequeño y no tiene sentido del tiempo. Para él, unos pocos minutos de silencio pueden parecer eternos.
No deberías existir. Este mensaje puede provocar un fuerte sentimiento de vacío y de no ser nada.
Comparar, crea rivalidad y resentimiento. “Tu hermana es mejor estudiante que tú.”
Altas exigencias por el perfeccionismo de los padres. “Si no sacas un 10, no quiero verte.”
Chantajear al niño continuamente, haciendo que tenga una culpa excesiva. “Si te vas, estaré muy triste.”
Humillar genera que se sientan tristes e inútiles. “Tan grande y aún te orinas en la cama.”
Amenazar genera inseguridad y miedo. “Como no vengas, te vas a enterar.”


Dialogo interno en la vergüenza toxica

Soy defectuoso.
Soy sucio.
Soy incompetente.
Nadie me quiere.
Soy débil.
Soy malo.
No valgo nada.
Me merezco las críticas.


Estos pensamientos negativos empeoran la vergüenza. Las respuestas negativas incluyen: temor al abandono, sentimiento de vacío, necesidad de complacer a los demás, parálisis, baja autoestima, aislamiento social, uso de máscaras para mantener una distancia emocional, perfeccionismo, afán de criticar y rabia.

Las personas profundamente afectadas por la vergüenza con frecuencia desarrollan estrategias defensivas para evadirla. Las seis defensas son: negación, alejamiento, ira, perfeccionismo, arrogancia y exhibicionismo. Cuando estas defensas funcionan, te puedes convencer de que estás bien, pero realmente la vergüenza sigue dentro de ti y seguirá disminuyendo tu autoestima. Si quieres superar la vergüenza tóxica, es importante que termines con tus técnicas defensivas para enfrentarte directamente a la realidad.


Principios a tener en cuenta
Principio de humanidad: Convierte el deseo de ser aceptado y amado, en una conducta positiva. Es tu responsabilidad acercarte a los demás en lugar de alejarte. De la misma manera acercarte a ti mismo. Puedes convertirte en tu mejor amigo una vez que te aceptes íntegramente. Todos cometemos errores y buscamos buenas relaciones porque somos seres sociales.
Principio de humildad: Ninguna persona es intrínsecamente mejor o peor que tú. Puedes ganar en humildad cuando te pones en lugar de otros.
Principio de autonomía: Cada persona posee todo el control sobre sus propias acciones, pero muy poco sobre la conducta de los demás. No tienes que vivir dándole gusto a los demás por miedo a que te rechacen o te abandonen. Busca relaciones respetuosas que te lleven a la interdependencia.
Principio de competencia: Cada persona puede esforzarse por ser “suficientemente buena” sin tener que ser perfecta o fracasar a causa de la vergüenza.


Entiende tu vergüenza

La vergüenza no es ni buena, ni mala, lo importante es lo que hacemos con ella. Cuando se reconoce, se acepta y se usa para mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás, es un sentimiento bueno. La vergüenza moderada promueve la conciencia de uno mismo y un reconocimiento de las relaciones.

Sé paciente.
Toma conciencia de tu vergüenza.
Conoce que defensas utilizas.
Investiga de donde viene tu vergüenza.
Acepta tu vergüenza como parte de la condición humana.
Busca ayuda, si la necesitas.
Enfrenta tu vergüenza, fijando metas positivas basadas en la humanidad, la autonomía y la competencia.
Revisa tus progresos y recompénsate.


Ejercicio: ¿Cúal es tu grado de vergüenza tóxica?


¿Te preocupa cómo te ven los demás?
¿Es realmente importante lo que piensen sobre ti?
¿Te cuesta contestar cuando alguien te critica?
¿Te resulta raro que alguien pueda hablar bien de ti?
¿Te sientes mal cuando estas con alguien que actúa de manera ridícula?
¿Consideras que no eres igual de capaz que los demás?
¿Tiendes a avergonzarte por el comportamiento de la gente cercana a ti?

Cada respuesta afirmativa te acerca más a la vergüenza tóxica.


La vergüenza se acaba cuando:

Tienes un alto sentido del humor.
Aumentas tu autoestima.
Estás seguro de tus propias normas.
No te preocupan las normas de los demás, siempre que esto no afecte a otros.
Reconoces limitaciones en ti mismo y en los demás.
Tienes conciencia de que si haces daño puedes disculparte.
Sabes que las equivocaciones te dan la oportunidad de aprender y corregir.


Lo haces lo mejor que puedes, y cuanto más sabes, mejor lo haces.

No permitas que una pequeña crítica se convierta en una humillación total.

¿Qué defensas usas para esconder tu vergüenza?


http://caminodelosdeseos.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario