jueves, 16 de mayo de 2013

El carcelero

Oh voz temerosa que profundizo
qué importa quién
sea el culpable insconsciente
de tu recelo
si no supieron nunca
si siempre fuera la enfermedad
la dictadura de tu zozobra
y se acunara un origen insaciable
sin puro amor.

¡Oh corriendo!
tras el retraso siempre volviendo
a comenzar
por poder solo este lenguaje de herrería
me caen las lágrimas de estaño en este cuerpo
sin obediencia ya
sin voz alguna
¿nunca?
¡oh alma !
sin red, luz vejatoria son
las migajas del hambre de bastarse, si, del hambre
y su discurso carcelario

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