Oh voz temerosa que profundizo
qué importa quién
sea el culpable insconsciente
de tu recelo
si no supieron nunca
si siempre fuera la enfermedad
la dictadura de tu zozobra
y se acunara un origen insaciable
sin puro amor.
¡Oh corriendo!
tras el retraso siempre volviendo
a comenzar
por poder solo este lenguaje de herrería
me caen las lágrimas de estaño en este cuerpo
sin obediencia ya
sin voz alguna
¿nunca?
¡oh alma !
sin red, luz vejatoria son
las migajas del hambre de bastarse, si, del hambre
y su discurso carcelario
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