Exquisito ha de ser el oficio
de vivir arreglando nuestros útiles
tras haber dado caza al destrozo
(las quimeras
y los soles ardiendo
en la propia defenestración)
Exquisito y dulce ha de ser trabajar
con las manos del alfarero sabio
ver
ver
confluir en el barro
las lágrimás del mundo
las lágrimás del mundo
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