Viviendo en un dramatismo
ajeno que cada día se efectua:
dos cajas, en una
hay atrezzo, en la otra
hay unos mapas vagamente reconocibles
en la segunda, siempre, y la primera
me la encuentro repetida
constantemente, cuyo gesto recurrente es
el los malos y los buenos
qué nos han hecho -rerepiten-
a mí
no me sirve para nada esa caja, así
como tampoco berrearla por ver
qué me han quitado los malos, qué
nos han hecho
amigo tu conformismo ¿sabes? ¿sabes?
cambió automovil teleplasma cinemaviernes
por la miseria que es la misma de antes, sí sí
lo siento pero una venda que todavía llevas
no te deja ver que
aunque parecía que sí tú nunca fuiste
protagonista de ninguna historia pero
tal vez
sea la hora de la gesta, así que yo
no te defiendo, tampoco te compadezco ni
de ninguna de las maneras el dolor
me ayuda a levantarme y escribir a mi película gloriosa
por eso amigo yo
no te acompaño y un megáfono en la lengua flácida
pidiendo a los mediocres que me den de comer, a mí
Baudelaire me pegó una paliza por pedirle dinero, entonces
le di amablemente las GRACIAS
ya que la venda empieza a caer, hermano
ENHORABUENA
FELICIDADES, ya puedes
comienza aquella historia de sin
mendigo ni caritativo, sin los que dan
o los que quitan, ¡comienza!
a VIVIR en la mayúscula, ¡comienza!
a darte al fin las sobras repugnantes que
te quedan en las manos y ya observas, venga
y hagamos una fiesta y celebrémoslo, abundancia
de las sobras todavía en tus objetos irrisorios
no tan bonitas como las de antes pero que brillan
como nunca en la primera vez de tu mirada serena
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