Vivir esto con normalidad y habiéndolo olvidado es el mayor desastre de esta época. Esta mujer tiene razón. Mirando alrededor se comprende perfectamente que nunca fuimos reconocidos por ser nosotros mismos, que valores sustitutivos nos fueron impuestos y todavía estamos tratando de encontrarnos. Mirando el entorno en el que hayamos crecido, también puede observarse. Lo peor de esta falta cuando ya somos adultos es que uno mismo no sea siquiera capaz de advertirla, reconocerla y repararla. En el mejor de los casos sentirás que hay algo que no va del todo bien en tu vida. Peor sería que ni siquiera pudieras sentir esto porque ya no sería remediable ni te movería a nada más.
O tal vez tengas la inmensa suerte de que nunca te haya faltado amor.
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