Un colegio ha decidido prohibir los deberes

Esto es una prueba de que hemos perdido nuestra esencia. Hacemos a los niños adecuarse a nuestra enfermedad de estar presionados y estresados para aprender. Otra vez más la cultura de merecimiento en el esfuerzo, tan engañosa y que nos lleva a la infelicidad y a ser unos borregos tarugos que por inercia no saben encontrar su verdadera pasión en la vida.

Cuento una anécdota: en el último año de instituto (secundaria), jamás hacía nada en casa. Me iba al parque y me dedicaba a mirar a las musarañas y deprimirme por un chico del que me enamoré en esa época. Supongo que no tenía nada mejor que hacer y me aburría bastante. Prácticamente nunca hice deberes de ningún tipo a no ser que fuera leer un libro de literatura que me interesaba y estaba en el temario o el hecho de que no hacer algún trabajo me hiciera no aprobar alguna asignatura.

Lo curioso es que en una de las evaluaciones nos mandaron una especie de trabajito en literatura. Todo el mundo lo hizo y cuando la profesora se pasó por mi sitio y vio que yo no, me dijo con claridad que me bajaba la nota de sobresaliente a notable porque evidentemente, si yo no me había esforzado tanto como mis compañeros merecía menos. Fue curioso porque mi nota era la más alta que podía tener y el hecho de que no me esforzase optando por no hacer algo por mi elección propia -yo ya estaba aprendiendo de literatura muchísimo y en Selectividad me saqué un 9,5- hizo que yo mereciera menos que mis compañeros. Ahora ya no lo veo así, yo era libre para elegir y el esfuerzo no es el mismo para todos porque simplemente hay personas que no necesitan o no deciden emplearlo, le pique a quien le pique, el aprendizaje es completamente voluntario y por iniciativa y pasión propia. Esto es, salvo excepciones, lo que yo pienso.

Hoy he aprendido algo más recordando que yo, de algún modo, me autorregulaba, pero a cambio, era una incomprendida que merecía menos por aprender de otro modo. También confieso que iba tan de sobrada que pensé que entonces no necesitaba ese sobresaliente porque realmente era mi nota real.

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