martes, 21 de abril de 2015

Estados de ánimo_2

Del resentimiento a la aceptación

-Identificar los juicios que aparecen en  base a la reconstrucción lingüística
-Examinar qué fundamentos encontramos para sostener los juicios que nos conducen a efectuar la acusación.
Es posible que descubramos que nuestra acusación no tiene base y a quien acusamos no es del todo responsable.

En el caso de que nuestro examen confirme los fundamentos de acusación por las consecuencias que resultaron de ese comportamiento, ¿cómo superamos nuestro resentimiento?


-Capacidad de hacer una declaración que dé por cerrado el pasado y nuestras conversaciones privadas.

Tres opciones: mantener acusación en silencio, conversación de mutua recriminación o efectuar un reclamo

Recriminación o queja: Similar a "una conversación de juicios personales". Culpamos a alguien por lo sucedido y le avasallamos con juicios.
Puede servirnos de desahogo y ayudar a liberarnos de nuestra rabia. La desventaja es que a menudo obtendremos como respuesta el rechazo de nuestra interpretación de los hechos, el intento de mostrarnos nuestra propia culpabilidad en lo ocurrido y otra avalancha de juicios personales. Una conversación de recriminación mutua puede caldearse aceleradamente y no suele generar acción reparadora alguna, sino terminar deteriorando la relación entre las personas. Algunas personas suelen ir pasando de una recriminación a otra, no cierran el ciclo, tal vez piensan que con recriminar al otro hacen todo lo que deben realizar.

Reclamo: Similar a "la conversación para la coordinación de acciones". Procura tomar las acciones que conducen a eliminar la causa del resentimiento, y esto posee el poder de disolverlo. De ser exitoso, suele terminar en promesas de acciones que se hacen cargo del daño producido. Las partes involucradas abren la posibilidad de salir del resentimiento cuando se logra un acuerdo, recuperando la dignidad que se consideraba afectada.
En todo caso observemos que el reclamo se formula con objeto de dar por cerrada una conversación privada que viene del pasado.
Está conformado por varios actos lingüísticos, se combinan declaraciones, afirmaciones y peticiones.

Estructura canónica:

Declaración: «Tengo que hacerte un reclamo».
Afirmación: «Tú me prometiste que ibas a hacer x en tiempo y».

Afirmación: «No cumpliste lo prometido».
Declaración: «Como consecuencia de tu falta de cumplimiento, me he visto perjudicado».
:... [Pueden proveerse afirmaciones que funden el juicio anterior].

Declaración: «Te hago responsable de estos perjuicios».
Petición: «Como forma de asumir tu responsabilidad por los perjuicios que me has producido, te pido «a», «b» y/o «c»».
: ... [Respuesta]
Declaración: [Si la respuesta es positiva] Gracias.


Examinamos los pasos de la estructura anterior:

-La 1ª declaración crea el contexto advirtiendo al oyente el carácter de la conversación que se inicia, contribuye a establecer el estado de ánimo adecuado para tenerla.

-El 2º paso sirve para contrastar la legitimidad y justificación del reclamo. Existe la posibilidad de que hubiera un malentendido en la promesa o la situación real no haya sido de incumplimiento. A veces hacemos presunciones que no son verdaderas, hablando de lo que nos resiente abrimos la posibilidad de contrastar si eran verdaderas o falsas. Si no ha habido incumplimiento, nuestro resentimiento se disuelve y el reclamo pierde sentido.
Si nuestro oyente está de acuerdo con nuestras afirmaciones, podemos entrar con plena legitimidad al núcleo del reclamo, declarar el perjuicio que hemos sufrido, declarar la responsabilidad de quien no cumplió y proceder a pedir alguna reparación.

-Paso 3º. Hay un espacio para que la otra persona aclare como hemos dicho anteriormente. En el caso de que hemos comprobado que nuestro reclamo es legítimo, y en el caso en que lo que estimamos una reparación adecuada es aceptado, el motivo del reclamo se disuelve y con eso nuestro resentimiento. El paso final de "Gracias" es una declaración de cierre.
Si no se acepta lo que pedimos:
-Posibilidad de alcanzar un acuerdo. Entramos en negociación sobre los términos de la reparación, en que también el oyente pueda hacernos contraofertas.
-Posibilidad de llegar a entender y aceptar las razones que tuvo para no cumplir, cerrando de este modo sin necesidad de reparación.
-Reevaluación de nuestra relación con esa persona en función de la consecuente pérdida de confianza.

En todos estos casos hemos logrado, de todos modos, avanzar hacia el cierre de la conversación privada de la que se nutría nuestro resentimiento.

Hay circunstancias en la vida en que el daño se nos presenta como irreparable. O que existiendo la posibilidad de reparación, esta no logra compensar la pérdida incurrida como consecuencia de la acción o inacción del otro.

La alternativa del perdón. Los seres humanos cometemos errores y no medimos todas las consecuencias de nuestros actos.
Las razones que nos damos para actuar de una u otra forma están sujetas a la precariedad de todas nuestras interpretaciones. La aceptación de esta facticidad da lugar a la compasión, no la asociada con la lástima. Es la aceptación plena del otro, con sus limitaciones, cegueras e incompetencias. Desde la emocionalidad de la compasión se expande el espacio para perdonar.
Hay quienes para perdonar ponen la condición de que el responsable declare su arrepentimiento, haciéndose merecedor de nuestro perdón, pidiéndolo. No encuentran si no razón o argumento para perdonar. El perdón se paga con el arrepentimiento, particularmente cuando no hay posibilidad de reparar el daño. Esta condición, siendo muchas veces válida, no puede erigirse como principio incuestionable. El perdón no solo libera al responsable del daño realizado de la culpa que le atribuimos, también libera al resentido de las consecuencias de este estado en su existencia. El principal beneficiado del perdón no es el perdonado, sino quien perdona.

No es un acto que libere de responsabilidad a quien nos perjudicó injustamente; es el acto que nos libera del resentimiento cuando precisamente tenemos fundamento para culpar a alguien. Esta es la alternativa.

-Declaramos que no permitiremos que nuestro resentimiento, la interpretación sobre el daño que se nos infligió en el pasado, interfiera en nuestras posibilidades de convivir y seguir coordinando acciones en el futuro.
Cuando además no es deseable sino inevitable compartir el espacio, es una consideración importante.
-No nos comprometemos a olvidar, escapa a nuestras posibilidades. Nos comprometemos a cerrar una determinada conversación acerca del pasado y no usarla en contra de una determinada persona en el futuro.

La alternativa de declaración de término de la relación. La magnitud del daño producido nos puede hacer concluir que ni el reclamo, ni tal vez el perdón, serán suficientes para restablecer nuestra relación con la persona. No lo vemos aceptable por este tipo de factores:
-La responsabilidad que le cabe a esa persona en haberlo producido.
-La recurrencia sistemática de un mismo tipo de acciones.
-La profunda desconfianza desarrollada hacia esa persona.
...

Esta es otra manera de cerrar nuestra conversación de resentimiento cuando nada de lo anterior ha dado resultado, una manera debida de hacernos cargo de nuestra dignidad.



Hay acciones que se pueden ejecutar desde el otro extremo, la persona que genera el resentimiento o sistema que lo origina. Se trata del diseño de entornos que se anticipen a la posibilidad del resentimiento, desde los que se puedan tomar ciertas medidas para evitarlo.
Es un aspecto del diseño de organizaciones, donde el tema de la distribución desigual del poder puede generar permanentemente resentimiento.

Formular promesas claras

Para evitar el resentimiento podemos diseñar la forma en que hacemos promesas. A menudo las personas juzgan que las promesas que se les hicieron no se cumplieron.

Factores:

-Ambas partes escucharon la promesa de un modo muy diferente.
Cada vez que hacemos promesas que den cabida a suposiciones o expectativas no fundadas sobre las condiciones de satisfacción acordadas y sobre los estándares implícitos en esas condiciones de satisfacción, hay riesgo de producir resentimiento.
-Expectativas desiguales de las personas.
-El cumplimiento es evaluado con distintos estándares (contextos distintos). Es importante explicitar los contextos en los cuales operamos y no asumir que todos tenemos las mismas expectativas o los mismos estándares.
-Comunicación deficiente. Es importante preocuparse de hacer promesas claras, verificar que todos los involucrados escuchen las promesas en la misma forma, dejar muy en claro los compromisos que cada parte adquiere para cumplir sus promesas. Evitar en lo posible la ambigüedad para formular promesas
-Facticidad de la ambigüedad de la comunicación. No podemos estar absolutamente seguros de la forma en que las promesas fueron escuchadas. Aunque podamos verificar cómo cada uno entendió lo que se dijo, escuchamos también desde nuestra propia estructura y antecedentes históricos de manera inevitable.


Comprometerse a compartir algunas conversaciones privadas y permitir hacer reclamos

No permitir que el resentimiento crezca cuando ya ha aparecido y manejar la descoordinación potencial de acción que éste implica es el sentido de este epígrafe.

-Acuerdo mutuo (como compromiso básico en una relación) de compartir toda conversación privada acerca de cada uno de nosotros que, juzguemos, pueda interferir en la forma en que coordinamos nuestras acciones conjuntas.
-Lo anterior implica mantener abierto un espacio para el reclamo.
-Es indispensable que cada una de las partes no se sienta amenazada cuando comparta una conversación privada, no ha de haber temor, lo que significa que aquellos que hablen sobre sus conversaciones privadas o reclamen no sufrirán consecuencias negativas.
-No se trata de hacer públicas todas y cada una de las conversaciones privadas, decidimos desde el respeto pleno, la confianza y la ausencia de temor. Sí nos comprometemos a contar conversaciones que a nuestro juicio tienen el poder de interferir en nuestra coordinación de acciones.



Resumen páginas 186 a 191.
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