domingo, 12 de abril de 2015

Tres mentiritas que nos cuenta el cine sobre el sexo

La primera escena de sexo que vi fue de la película Titanic. La famosa toma dentro del auto con vidrios empañados y la mano que se veía a través del vidrio. Luego de ver a Kate Winslet en todo su esplendor en el sofá del camerino la escena del carro fue más digerible para mi cerebro de siete años. Pero no lograba comprender cómo dos cuerpos semi-adultos cabían en el asiento trasero de un carro y lograban tener sexo. Asumí que era algo súper cómodo. Así comenzó mi larga carrera de mentiras acerca del sexo.


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El cine, la televisión y la literatura se han encargado de surtirnos con un sin fin de historias a través de los tiempos. Nosotros, o por lo menos yo, nos alimentamos de estas historias, las tratamos como biblias, como guías de lo que quisiéramos para nuestra vida. Pero muchas veces nos crean expectativas falsas de cómo deberían ser ciertas cosas. La mujer perfecta, el hombre perfecto, la relación perfecta, la amistad perfecta e incluso expectativas de cómo se ven las personas al levantarse, perfectas. No digamos expectativas acerca del sexo.

El sexo ficticio se ve tan natural, flexible, cómodo, apasionado. La primera vez es una mezcla de risas nerviosas y un sentido de orientación, sobre que hacer, casi mágico. El sexo ficticio es todo lo que queremos y más. Hay sudor, un balance saludable de palabras sensuales y promesas de amor o no hay palabras y se escuchan gemidos deliciosos de las dos personas. Entre caricias nos muestra un acto extremadamente coordinado e improvisado a la vez.

Pero la realidad no es precisamente así. No somos tan flexibles o con tan buena condición física para aguantar sesiones de horas o tan seguras en la cama como los personajes de nuestras historias favoritas. Entre las mentiras que me contaron las escenas de sexo, en el cine, la televisión y la literatura, estas son las tres más grandes.

1. El sexo en el carro es cómodo

El sexo en el carro puede ser muchas cosas. Puede ser todo menos cómodo. En las películas o televisión generalmente se muestra el asiento trasero como un espacio infinito. Recientemente vi un episodio de Breaking Bad en el que Walter y Skylar tienen sexo en su auto. Es un auto de proporciones medianas más dos adultos en el asiento trasero y una de las personas está embarazada de más de seis meses. La cámara nos muestra una escena en donde la pareja de esposos disfruta de una sesión de sexo espectacular adentro del carro y caben perfectamente en una posición que parece ser la del perro. Yo digo: mentira.

2. Nadie se cansa

Aceptémoslo, no todas las personas tenemos la mejor condición física. Aparte de las personas que sí entrenan de verdad, el resto de nosotros si hacemos el mismo movimiento durante cinco minutos seguidos nos vamos a cansar y nos va a doler. Pero en el sexo ficticio no. Ahí las personas pueden continuar para siempre en la misma posición y no cansarse. Mentira.

3. La ropa se quita fácilmente

En las escenas de sexo la parte en donde se quitan la ropa es fluida. Nadie se traba en la blusa, los brasiéres se desabrochan fácilmente, el pantalón sale como si estuviera embadurnado de mantequilla y como si nada los personajes están desnudos. En la vida real el asunto es más complicado. Los cierres de la ropa se traban, los botones pequeños son difíciles de manejar y la moda es la ropa ajustada; los pantalones skinny no salen fácilmente.

En la realidad el sexo no es tan glamoroso como lo muestran. A veces la ropa se niega a salir, los cuerpos se coordinan hasta después de un rato, hay cabezazos, risas y otras veces es silencioso.


nomada.gt

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