sábado, 4 de abril de 2015

Ser terapeuta es saber escuchar

Saber escuchar es en realidad una actividad extremadamente compleja. Aparentemente escuchar es quedarse sentado frente a alguien, pero no es así. Escuchar no es una situación pasiva, escuchar es una actividad con dinámica psíquica que solo un terapeuta conoce.

Escuchar, te compromete de alguna manera con el otro. Escuchar es el mejor método para descubrir y construir. La condición de compresión básicamente se fundamente en tener al otro frente a nosotros y escucharlo.
Ser terapeuta es saber escuchar

El terapeuta no solamente escucha un discurso verbal del otro: también escucha los silencios, las risas, el llanto, las posiciones corporales y las miradas. Escuchar se vuelve un todo para el terapeuta.

Un día me dijeron que ser terapeuta era muy fácil porque solo era de escuchar a los demás. Con un gesto de sonrisa le di a entender a quién me lo dijo que estaba equivocada.

Al pasar los días, pensé seriamente en eso de escuchar. Y me di cuenta que escuchar no es simplemente permanecer en silencio frente al paciente mientras él habla. Escuchar implica relacionar los contenidos actuales con los anteriores y solamente se puede llegar a escuchar si se logra crear una relación entre lo que se observa en el aquí y en el ahora. (Terapia Gestalt)
El compromiso de ser terapeuta

Un terapeuta debe de comprometerse en tratar de entender a su paciente y ayudarlo a que entienda, interprete y decida sobre lo que le ocurre. Especialmente, a que examine sus emociones y la relación que tienen con sus conductas y pensamientos.


Un terapeuta acompaña a su paciente en todo el proceso terapéutico. Aunque los terapeutas sabemos lo difícil que es acompañar al paciente ya que la mayoría de veces el camino está más repleto de espinas que de rosas. Por lo mismo, creo que aquel que no sabe escuchar y no es capaz de comprometerse, es mejor que piense sí ser terapeuta es lo que quiere en la vida.

Ser terapeuta es algo que se aprende, pero que también exige habilidades personales que algunas personas tienen y otras no. Se aprende a manejar la escucha. Se aprende a manejar la voz. Se aprende cómo decir ciertas cosas. Se aprende a discernir cuándo es pertinente preguntar, afirmar, parafrasear o permanecer en silencio.

Saber escuchar implica disponer de una tela de araña en la que se incluyen hilos de conocimientos, hilos de interpretaciones, hilos de asociaciones, hilos de exploraciones, hilos de comprensión e hilos de autoanálisis.

Un terapeuta sabe que todo lo que haga es el resultado de una interpretación, correcta o equivocada, pero siempre es una interpretación.

Un terapeuta sabe que su trabajo es una exploración en busca del origen de las circunstancias del paciente. Es como explorar una caverna oscura en la que se debe entrar con cuidado, para poder acompañar al paciente y funcionar como una linterna que permita entender el recorrido al paciente.

Un terapeuta es capaz de preguntarse qué es lo que está sintiendo por la persona que tiene al frente (interés, afecto, aburrimiento, atracción sexual, rechazo) y está dispuesto a compartir eso con otros colegas. Sólo así podrá evitar perder el control sobre lo que está sintiendo.

Y por último, un terapeuta es un ser humano que siente las mismas cosas que todos los otros humanos: tiene las mismas tentaciones y emociones, la única diferencia es que ha aprendido a canalizarlos de una forma particular, por lo menos mientras está en terapia.

Si aún con la explicación que describí aún te atreves a ser un terapeuta, puedes contar conmigo, quizás no sea tu psicólogo pero si está a mi alcance poder darte mi apoyo como colega, será un placer.

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